Papel
Ya no te quiero
Si tiene usted entre 45 y 47 años, lleva una media de 16 años casado y tiene algún hijo, ya puede cuidar a su pareja porque tiene muchas papeletas de acabar en un proceso de divorcio.
Si tiene usted entre 45 y 47 años, lleva una media de 16 años casado y tiene algún hijo, ya puede cuidar a su pareja porque tiene muchas papeletas de acabar en un proceso de divorcio.
Seguramente, nadie recuerda a Julia Ibars, pero esta mujer hizo historia al convertirse en la primera española en obtener el divorcio en el año 1981. Un derecho que se había reconocido en la Constitución de 1931, durante la Segunda República, y que hasta medio siglo después no restituiría el Gobierno de la UCD ya en democracia. Sin embargo, desde aquella fecha mítica en la que el BOE publicó la Ley de Divorcio, aún tendrían que pasar muchos años para que los españoles lo viéramos como algo normal. A ello contribuyeron factores diversos, también películas y series como «Anillos de oro», estrenada en 1983 y que, a su manera, contribuyó a rebajar un estigma hoy por completo desaparecido.
El año pasado, a 102.341 parejas se les acabó el amor en nuestro país y se dijeron adiós en el juzgado, el Tribunal de la Rota o, simplemente, se repartieron los bártulos. El número de divorcios en España creció un 1,2 por ciento respecto a 2016 y el de las nulidades descendió un 14,5%. Si hacemos caso a los expertos, que ven una relación directamente proporcional entre el número de separaciones legales y el crecimiento de la economía, podemos concluir que nos va relativamente bien. Para afianzar esta teoría, baste con analizar fríamente los números: en 2009, en lo peor de la crisis, el número de divorcios descendió un 10,6% respecto al año anterior.
Otra de las novedades que ofrece el estudio de 2017 del Instituto Nacional de Estadística es el incremento de la custodia compartida de los hijos. En la última década, se ha triplicado el número de ex parejas que quieren seguir implicadas al mismo nivel en el cuidado de los menores. El cambio sociológico experimentado en nuestro país y una legislación más favorecedora habrían alentado este reparto equitativo de la paternidad que está dejando de ser una rareza en la nueva familia española.
También parecen lejanos los interminables procesos de divorcio al estilo «Kramer contra Kramer» en los que los antiguos enamorados se sacaban todos los trapos sucios posibles en unos litigios carísimos y extenuantes. La Ley del Divorcio Exprés aprobada en 2005 ha acortado drásticamente un trámite que, por muy modernos que nos creamos, nunca es un plato de gusto.
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