México
Qué tecnología veremos en el Mundial y por qué algunos deportistas no las quieren
Faltan 45 días para el Mundial de Rusia. El campeonato más tecnológico de la historia del fútbol llega con polémica.
Faltan 45 días para el Mundial de Rusia. El campeonato más tecnológico de la historia del fútbol llega con polémica.
Si comparamos los medios tecnológicos de los que disponían quienes disputaron La Copa Mundial de Francia 1998 y quienes lo harán en Rusia este año, la diferencia, es muchos aspectos es abismal. Desde tejidos inteligentes que alertan a los jugadores y al equipo médico de una posible deshidratación hasta un balón «inteligente». Se trata del Telstar 18, una vuelta de tuerca al usado en México 1970. Sus característicos gajos están pegados térmicamente, tiene una capacidad más reducida para absorber agua e incorpora un sensor de comunicación de campo cercano (NFC por sus siglas en inglés). Si bien no es el primer balón que lo lleva, sí es el que inaugurará el uso de esta tecnología en un mundial. El chip NFC permitirá activar, desde el teléfono móvil, diferentes contenidos que incluirán experiencias personalizadas vinculadas a la ubicación de cada usuario e información relativa al balón y su «rutina» durante el encuentro.
¿Cuan importante es seguir su recorrido? Mucho más de lo que pensamos. De acuerdo con Javier Peña, director del Centro de Estudios de Deporte y Actividad Física de la Universitat de VIC (Universidad Central de Cataluña), «la velocidad del balón es un factor muy importante. Durante años hemos estado obsesionados con los deportistas, con medir la distancia que recorren, su velocidad, pero ahora se comienza a estudiar y a analizar el balón. Gracias a este tipo de análisis sabemos qué jugadores se conectan más entre sí, quienes lo hacen con mayor o menor éxito y este conocimiento es fundamental para un equipo». El networking llega al fútbol.
Otra primera vez que llegará en Rusia será la tecnología VAR también conocida como el azote de los goles fantasmas. Junto al sistema GoalControl, utilizan 14 cámaras de alta resolución (7 en cada portería) para grabar la acción y diseccionarla en unos 500 cuadros por segundo (fps). Por si esto no basta y la acción es demasiado rápida, las cámaras siguen constantemente al balón y señalan su posición en un eje de tres variables (ancho, alto y largo) con un margen de error que no excede los 5 milímetros. Si el balón sale del campo o pasa la línea de portería, el sistema envía una vibración y una señal luminosa al reloj que lleva el árbitro.
Lo interesante de estas tecnologías es que pronto también llegarán a los deportistas de fin de semana. Un ejemplo es PlaySight, ya disponible en diferentes pistas de fútbol, baloncesto y pádel en España. Creada por las fuerzas aéreas de Israel para entrenar a sus pilotos, PlaySight es el sueño hecho realidad de muchos amateurs. Entran a la pista y una serie de cámaras siguen nuestros desplazamientos y luego un software específico los analiza y quedan disponibles para descargarlos a través de una aplicación en nuestro móvil. Allí se puede ver las zonas que más recorrimos del terreno de juego, dónde se creó más peligro y qué deberíamos mejorar para ser más efectivos. Un entrenador personal en el teléfono.
Pero tanta conectividad puede traer algún disgusto. «En el futuro –explica Peña en conversación telefónica– los deportistas estarán más controlados aún por sensores biométricos. Ahora solo lo usan para entrenar pero se ha descubierto que el entrenamiento es tan importante como los tiempos de recuperación, que es lo que se llama entrenamiento invisible. Llegará un momento en el que los deportistas estarán monitorizados las 24 horas y aquí es cuando se habla de datos personales y el uso que se haga de estos datos tiene el potencial para generar un conflicto. La asociación de jugadores de la NBA, en su último convenio colectivo, ha señalado que ningún dato obtenido por sensores biometricos pueda usarse en una negociación contractual». Es decir, fuera del terreno de juego, los deportistas seguirán siendo controlados para evaluar su descanso, la recuperación muscular, la eficiencia cardíaca y otras constantes....pero eso ocurrirá en su «tiempo libre». Y dado que los sensores no solo indicarán esto, sino también variables como presencia de sustancias, localización por GPS y demás, el conflicto está servido: ¿Querría Cristiano Ronaldo que el Real Madrid sepa dónde y qué está haciendo las 24 horas del día?
¿Qué ocurrirá cuando esa información se filtre, ya sea por un hacker o por alguien relacionado al equipo? Los deportistas, particularmente en el fútbol, generan millones de euros en concepto de publicidad, venta de productos y demás. La misma tecnología que puede aumentar su rendimiento o mantenerlo a largo plazo, requiere una «vigilancia» permanente. ¿Estarán dispuestos a aceptarla?
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