«Todo el santo día»: Esperando la cigüeña

Que rodar una buena comedia romántica es complejo lo hemos ya dicho unas cuantas veces desde estas mismas páginas. En Holly-wood, y desde hace ya un número de años considerable, se trata de un género bastante maltratado, con esa larga hilera de películas ora simplemente huecas y cúrsiles, ora absurdas o prescindibles en las que la fórmula (esto es, el amor lo puede todo siempre dentro de los mismos cánones) se repite hasta la extenuación. Pues bien, Italia ahora viene a confirmar que no sólo los estadounidenses meten en esto la pata, ya que «Todo el santo día», o la historia de una pareja (él, un chico encantador, sosegado y culto; ella, una joven inestable, de fuerte caracter y un movido pasado) que de la noche a la mañana, decide tener un hijo como sea, es un filme predecible sobre la temida madurez y el miedo a desear lo que no poseemos. Y, sí, los tiempos felices transcurridos juntos dan lo mismo porque el bebé no llega, lo que provocará una crisis entre ambos. No hay más leña que la ya ardida, aunque, al final, claro, todos quedemos contentos. O casi, que las historias no suelen acabar cuando lo hace una película.