Feria de Valencia
Corazón contra corazón
Sensacional actuación de un valentísimo Paco Ureña menospreciado por el palco.
Valencia. Tercera de feria. Se lidiaron toros de Luis Algarra, bien presentados, nobles y manejables. El 6º el mejor. Menos de media entrada.
Rivera Ordóñez «Paquirri», de azul pavo y oro, media y entera caída (silencio); pinchazo y media (silencio).
Paco Ureña, de blanco y oro, pinchazo y estocada, aviso (ovación); entera (oreja con fortísima petición de la segunda y enrome bronca al presidente).
López Simón, de amapola y oro, entera (oreja); dos pinchazos y cinco descabellos, aviso (silencio).
No funcionó el invento de meter en el abono un nombre habitual en la prensa de sociedad y cotilleos, pero lejos de su mejor momento en el toreo. Falló el corazón rosa pero funcionó el corazón que late bajo el bordado de oro y que busca la gloria torera. Aunque sea a costa de su sangre.Y su sangre dio Paco Ureña en pos de un triunfo que se le escapaba. Se picó al revés al largo y vareado segundo, con la salida siempre totalmente tapada. Y al revés pareció comenzar Ureña su primera faena, sin acoplarse con un astados que calamocheaba y miró demasiado. Al natural, sin embargo, todo fue distinto. El toro tuvo mucha más claridad y recorrido y su matador aprovechó para encauzar sus embestidas con templanza y largura. El drama llegó a la hora de matar, cuando tras un pinchazo se volcó sobre el morrillo y resultó enganchado por el muslo derecho, siendo zamarreado de muy mala manera y quedando inerte en el albero, aunque aún pudo ir a la enfermería por su propio pie. Salió, bajo su responsabilidad, para lidiar al sexto, con el que se lució al recibirle a la verónica, mostrándose muy firme y aguantando las dudas que pudo tener un toro que acabó, como la plaza entera, rendido a un torero que dejó una faena valentísima, templada y redonda, con los mejores muletazos de la función y una estocada a matar o morir, siendo incomprensible que no se le concediese la segunda oreja.
Se arrancó el tercero de lejos y con bravura hacia el caballo, sin que el piquero de turno estuviese acertado en su misión, llegando el astado al último tercio aplomado aunque manejable. Se le fue a López Simón la primera parte de su labor en probaturas, toreando con más velocidad que aplomo y sin lograr asentar un quehacer muy largo que sólo subió de tono con el arrimón final, llevándose una oreja al matar de manera contundente.
Derrochó valor y ganas con el rebrincado quinto, que nunca tuvo voluntad de embestir y al que dio más coba de la que merecía.
No comenzó bien la despedida de Paquirri de Valencia, plaza en la que, por otra parte, nunca logró actuaciones de relumbrón ni faenas para el recuerdo. Se le dio duro en el caballo al castaño que abrió plaza, lo que propició un tercio de banderillas bastante desangelado por parte del espada. También quedó desairado el inicio de su faena, con el toro por un lado y el torero por otro, recorriendo todo el redondel para lograr fijarlo, muleteando luego sin emoción alguna y sin que hubiese sintonía entre las partes en una actuación bastante desordenada y de poca limpieza.
El cuarto se estampó contra la barrera y tras quedar conmocionado unos momentos se rehizo y empujó con ganas en el peto, aunque salió buscando toriles. Esperó en banderillas y cortó el viaje en la muleta, lo que no dio confianza a Paquirri, que anduvo tirando líneas sin decisión ni recursos. Se va de Valencia pero, como dijo en cierta ocasión el célebre y recordado Bojilla, maestro, está despedido.
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