Feria de Valencia
El Juli, Roca Rey y Lorenzo, a oreja por coleta en corrida del Corpus de Toledo
Toledo. Feria del Corpus. Seis toros de Garcigrande, de presencia desigual, con dos ejemplares anovillados (tercero y cuarto), y el resto de correcta presentación. Primero sin fuerza ni emoción, segundo manso, tercero con emoción, cuarto manso encastado, quinto noble y soso, sexto tardeando y sin entrega. La plaza registró casi tres cuartos de entrada.
Julián López «El Juli»: Silencio y oreja con gran petición de la segunda.
Andrés Roca Rey, ovación y oreja.
Álvaro Lorenzo, ovación tras aviso y oreja.
Tarde de calor sahariano para celebrar la tradicional corrida del Corpus Christi en Toledo, en lo que fue la presentación de Roca Rey en la ciudad imperial. El peruano quiso en todo momento pero no tuvo oponentes que le dieran suficiente réplica.
Su primero le aguantó tan solo dos tandas, en las que Roca Rey se la dejó inteligentemente en la cara para ligar para regocijo de los tendidos. Pero fue un espejismo porque lo siguiente que hizo fue huir a tablas, donde le plantó cara con luquesinas. Pinchó hasta en dos ocasiones antes de recetar la estocada definitiva, perdiendo trofeo.
Volvió a apostar en el quinto iniciando con pase cambiado por la espalda y continuando con arruinas y demás parafernalia. Pero la emoción inicial se tornó espejismo. El de Garcigrande, noble y soso a partes iguales, no quería pelea. Cerró por bernadinas y con un nuevo arrimón antes de cerrar con una entera caída que le reportó un trofeo.
Justo antes de este toro estuvo a punto de liarse una gorda. El presidente se negó a conceder la segunda oreja a un Juli que toreó a placer al cuarto, un toro encastado que a la postre se rajó.
Pero antes el madrileño lo había parado con cadencia a la verónica y lo había toreado armónicamente a placer, comenzando la faena de muleta toreando de rodillas en redondo con temple y limpieza para, a continuación, disfrutar y hacer disfrutar, ya de pie, tan solo pivotando y dejándosela en la cara, llevándolo con garbo y ajuste.
No obstante, la mecha de bravura se acabó inesperadamente y el toro salmantino se fue a tablas.
Y allí que se fue El Juli a rematar faena dando los adentros al toro. Mató de entera ligerísimamente desprendida y el toro rodó. Los tendidos pidieron, con justicia, el doble trofeo, que finalmente quedó en singular incomprensiblemente.
El Juli dio la vuelta al ruedo sin trofeo, contrariado visiblemente, como todo el mundo. Incluso hubo un conato de altercado al dirigirse dos policías. El Juli al término de la vuelta.
Antes, en su primero, Julián había conducido con corrección a su oponente, falto de emoción ante el que abrevió acertadamente.
Álvaro Lorenzo dio la cara en un primer trasteo que tuvo firmeza y mando. Sin embargo unas veces el viento y otras la discontinuidad de las acometidas del de Garcigrande evitaron que la faena resultara redonda y rotunda. Habría cortado trofeo de no haber utilizado la espada tan rematadamente mal, ya que recetó una primera entera muy caída y la segunda tentativa hizo guardia.
El que cerró plaza, con el que lo bordó con el capote tanto en el recibo como en un quite citando con el percal a la espalda, se vino abajo muy pronto, por lo que el toledano únicamente pudo arrimarse y matar, esta vez sí, con acierto, lo que le supuso la concesión de una oreja. EFE
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