Toros
David Mora: «La realidad superó mis propios sueños»
El diestro, que hace hoy su segundo paseíllo en Madrid, recuerda su emotivo regreso a golpe de Puerta Grande
«La realidad, por fortuna, a veces supera hasta a los mismos sueños». Palabra de David Mora. Ese héroe que, dos años después de su grave cornada en Madrid que le mantuvo en el dique seco, regresó el martes a Las Ventas para convertirla en un hervidero de emociones y «olés». «Para mí, ya era casi un triunfo regresar vestido de torero, así que imagínate lo que supone un triunfo de esta repercusión después de una faena de tanto calado, en la que todo el mundo se entregó de manera unánime», reconoce exultante a menos de 24 horas de su segundo compromiso en Madrid, con toros de El Pilar y junto a El Fandi y López Simón.
Y es que Madrid fue un rotundo clamor. «Le doy las gracias al público por su sensibilidad desde que me sacaron a saludar tras romperse el paseíllo, siempre los he sentido cerca, me han dado ánimos y un cariño enorme estos años, su reconocimiento constante y la fortaleza necesaria para seguir adelante, porque hasta septiembre pasado no veía luz al final del túnel», echa la vista atrás. «Es difícil no aburrirte ni desfallecer, cuando ves durante un año que mandas la orden a la pierna para que se mueva, pero no hay respuesta, fue muy duro y, claro que piensas que igual no puedes volver a vestirte de luces, por eso busqué nuevos horizontes e ilusiones, viajar mucho, porque necesitaba alejarme del toro, de mi mundo», prosigue un relato estremecedor, que tuvo como «punto de inflexión el viaje a Colombia» después de verano.
«Entonces, sentí que iba para delante, había una seguridad de que al menos para una actividad normal, no de élite, iba a mejorar; luego me empecé a sentir más cómodo con alguna becerra y me preparé mucho en el campo para Vistalegre, primero, Madrid después», termina no sin antes revisar un rosario de nombres de médicos a los que debe mucho: «El primero de todos, por supuesto, Don Máximo García Padrós, porque me salvó la vida contrarreloj en la enfermería, el brindis era evidente; luego desde Fernando García de Lucas o la familia Guillén, para liberar esos nervios atenazados por una fibrosis brutal, pasando por el doctor Rodrigo Méndez en Colombia, que logró activar la pierna y que respondan esas cuatro terminaciones nerviosas; hasta David Navarro, mi fisio de confianza, con el que he trabajado mañana y tarde».
El resultado final, una faena cargada de gusto y expresión, que tuvo como mayúsculo colaborador a «Malagueño», extraordinario toro de Alcurrucén, premiado con la vuelta al ruedo: «Desde que salió por chiqueros tuvo una gran virtud toda su lidia: su transmisión». «Fue un toro muy importante, soñado, con movilidad y que humilló por abajo con franqueza», alabó agradecido.
Todo tuvo además una pizca de épica por la fuerte voltereta con la que se inició en el cambiado por la espalda. «Quería demostrar mi actitud, venir a por todas, sin concesiones, como en el tercio de quites con Roca Rey, quería darle importancia a torear con esas figuras y demostrar que este es mi sitio, que no estoy dispuesto a dejarme ganar la pelea», comenta.
No en vano, este 2016 trajo una versión más reposada y madura en el toreo de David Mora, algo que corroboró en Madrid. «Cumplo ya 10 años de alternativa y voy cogiendo ese poso del veterano, trato de expresar mi sentimiento y plasmarlo en una obra que perdure en el recuerdo, más clásico, más puro y con más esencia», concluye.
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