Toros
Un torero ilumina el estrecho
Hoy torea José Tomás en Algeciras y por un momento se sofoca el drama que vive el estrecho. Los vientos que atraviesan esta zona, los problemas de tráfico del campo de Gibraltar, las contradicciones de un territorio caliente, definen el lugar elegido por el monstruo de Galapagar para su comparecencia anual. En este caso, en la Feria de Algeciras 2018.
Quién sabe si el torero que mejor ha toreado en la historia vuelve alguna vez más a vestirse de luces frente al público. Quién puede garantizar si la locura viajera que despierta un torero tímido, raro y místico, llamado José Tomás Román Martín, vuelve, una vez más, a sacudir a las agencias de viajes y restaurantes. Torero hermético, poderoso, esencial, único, José Tomás elige tres toros de la ganadería de Núñez del Cuvillo, por una vez bien presentados en una plaza de segunda, para declarar su compromiso ético con la profesión en tiempos de fragilidad.
Conseguir que este rincón prácticamente olvidado del mundo sea el centro del planeta, y sobre todo del taurino, solo lo puede conseguir alguien a quien le importa un pito el «establishment» y la vulgaridad que caracteriza a muchos toreros contemporáneos. Además de por su verdad, es porque es un torero de los de antes, él solo se justifica, se planta en la puerta de cuadrillas, trata de usted a sus subalternos y únicamente aspira a la gloria íntima de su soledad como torero.
Tanta literatura con tan poco cuerpo, tanta grandeza con tan pocas tardes. Y eso lo sabe cualquier aficionado, ya sea viejo o moderno, que todavía crea en que el toreo puede cambiar el mundo o al menos la vida de los que vagabundean tras el nombre propio de José Tomás en un cartel con la firma de Barceló.
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