Energía nuclear
Chernobyl, la historia jamás contada del peor desastre nuclear del mundo
HBO estrena una serie que trata de aportar nuevos datos sobre la peor catástrofe nuclear de la historia
La explosión de la central de Chernobyl marcó un antes y un después en la energía nuclear mundial. Miles de personas murieron como consecuencia de la radiación provocada por el mal estado de uno de los reactores.
La explosión de la central de Chernobyl marcó un antes y un después en la energía nuclear mundial. Miles de personas murieron como consecuencia de la radiación provocada por el mal estado de uno de los reactores. Hoy, 33 años después todavía se debate sobre las consecuencias de la catástrofe. Para aportar algo de luz, HBO ha producido una serie dirigida por Craig Mazin, en la que pretenden sacar a la luz la "historia jamás contada"del peor desastre nuclear de la historia, informa Sky News.
Mazin ha tratado de contar con los testimonios de muchas de las personas afectadas. "Esta es la historia jamás contada de las personas que sacrificaron sus vidas para evitar una catástrofe que habría hecho que gran parte de Europa fuera inhabitable", dice Harris. "Y los sacrificios que hicieron las personas que no conocemos para intentar evitar que eso suceda", explica el protagonista Jared Harris.
Harris da vida a Valery Legasov, un destacado físico nuclear que fue llevado para ayudar después de la explosión y fue el primero en comprender la enormidad del desastre. "Él es la persona que entiende lo mal que está la situacion, pero a la que nadie escucha", explica Harris. "Es la primera vez que se le presenta este problema y no existía un plan para solucionarlo. Por ello, utiliza sus conocimientos para tratar de descubrir cómo evitar que la catástrofe se descontrole. Imagino que para él fue una pesadilla porque todas las opciones le llevaban a asumir un riesgo diferente", indicó.
Legasov tuvo el apoyo de un gran grupo de científicos y se manifestaron en contra de las medidas adoptadas y llegaron a ser encarcelados. En el segundo aniversario de la explosión, Legasov se quitó la vida. Ese es el punto de partida de la serie. La serie arranca con un grupo de residentes de Pripyat reunidos en un puente -ahora conocido como puente de la muerte- para ver el incendio. Ninguno de ellos sobrevivió.
A primera hora del 26 de abril de 1986, los trabajadores de la central nuclear Vladímir Ilich Lenin procedían a hacer un simulacro de lo que ocurriría si la central sufría un ataque nuclear y se quedaba si suministro eléctrico. Los ingenieros procedieron a apagar los sistemas de seguridad del reactor número cuatro y provocaron la catástrofe. No sabían que el reactor tenía serias deficiencias y las turbinas encargadas del sistema de refrigeración comenzaron a trabajar a bajo rendimiento. Como consecuencia de esto, aumentó considerablemente la temperatura, el agua se convirtió en vapor, aumentaba la presión y provocó una enorme explosión y un incendio que tardó días en ser sofocado. Dos de los trabajadores murieron de forma inmediata. Ese sólo fue el principio de un desastre que marcó una época en Rusia y del que todavía no se han recuperado. Las cifras oficiales de muertos se fijó en 31 personas, las dos de la central y las otras 29 en pocas semanas. Pero sólo están contabilizadas las relacionadas con la explosión. La radiación acabó con muchas vidas más y algunas cifras hablan de cerca de 93.000, además de causar numerosas malformaciones en los bebés que nacieron en los años posteriores.
La catástrofe podría haber sido peor y sólo la valentía de muchos rusos evitó que el drama afectara a millones de personas.
La primera reacción de las autoridades rusas fue tapar el incidente para no causar el pánico. Las más de 130 personas que se encontraban en el lugar en el momento de la explosión o que participaron en la operación de limpieza fueron diagnosticadas con el síndrome de radiación aguda.
Después del desastre, se produjo un incremento de los casos de cáncer en las vecinas Ucrania y Bielorrusia, sobre todo en niños. Unas 350.000 personas tuvieron que abandonar sus casas, ubicadas en áreas gravemente contaminadas, aunque Greenpeace habla de varios millones de personas -5 millones para la OMS- viven en zonas de riesgo de contaminación radiactiva.
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