España

El lince ibérico vuelve a las sierras de Portugal más de 20 años después

La recuperación del lince ibérico completa hoy una etapa más con la puesta en libertad en territorio portugués de dos ejemplares criados en cautividad, una victoria en términos de biodiversidad que también contribuye al desarrollo económico del interior de Portugal y España. Así lo reconoció, en una entrevista con Efe, el secretario de Estado de Conservación de la Naturaleza luso, Miguel de Castro Neto, muy satisfecho por que la colaboración con España haya permitido lograr las condiciones necesarias para que el lince regrese a su entorno natural en Portugal.

El último ejemplar luso conocido fue detectado en la Sierra de La Malcata, junto a la comunidad española de Extremadura, en 1992.

Más de 20 años después, dos ejemplares de lince ibérico vuelven a pisar las sierras portuguesas del Parque Natural del Valle del Guadiana, pero el proceso no ha sido sencillo. La experiencia de los centros españoles, que realizaron varias reintroducciones del lince en los últimos años, permitió a Portugal prepararse para el paso dado hoy por "Jacarandá"y "Kathmandú", los dos ejemplares liberados.

La mayor preocupación en los últimos tiempos ha sido la población de conejo silvestre, el principal alimento del lince ibérico cuya disminución llevó a la especie al borde de la extinción. "Hemos promovido un censo quincenal en los territorios de reintroducción que nos permiten asegurar que hoy tenemos una población de conejos más que suficiente", explicó De Castro Neto, que apunta a una media superior a los tres conejos por hectárea.

Y asegurado el alimento, el mayor problema residía en el riesgo de atropello.

"Se realizaron limpiezas en las carreteras de las zonas de reintroducción", desveló el secretario de Estado, quien añadió que "incluso se creó una señal de tráfico específica para alertar de la presencia del lince y del peligro de atropello".

Todo este proceso contó con la colaboración de los propietarios de los terrenos donde vivirán los linces, los agricultores, las organizaciones de cazadores y otras entidades medioambientales.

"Firmamos con todos ellos un pacto en junio para aclarar cuáles son las obligaciones que tiene cada uno", recordó De Castro Neto, un acuerdo que luego se colgó en la web y consiguió más de un millar de firmas de ciudadanos de todo el país.

Para asegurar todavía más su supervivencia, "Jacarandá"y "Kathmandú"estarán monitorizados gracias a un sistema de localización GPS que permitirá en todo momento saber dónde se encuentran.

Esta pareja de linces procede de dos centros distintos.

"Jacarandá"nació en el centro de Silves, en el sur de Portugal, y tolera muy poco la presencia humana, mientras que "Kathmandú"es español y se ha criado en Cáceres, en el centro de Zarza de Granadilla.

Los hermanos de "Jacarandá"viven ya en libertad en diferentes territorios de la comunidad española de Andalucía.

El proceso de reintroducción del lince ibérico consta de varias fases.

De momento, los dos ejemplares han sido liberados en un espacio cercado, donde permanecerán unos 20 ó 30 días para familiarizarse con el terreno, y después se les abrirá la puerta y podrán decidir de forma libre qué territorios recorrer.

De Castro Neto señaló que, idealmente, es necesario lograr al menos una población estable de 30 hembras reproductoras en un territorio de unas 10.000 hectáreas para garantizar la supervivencia de la especie, pero el programa de recuperación del lince no marca su objetivo en números.

"Queremos contribuir a que la naturaleza cumpla su papel. Esperamos que a medio plazo sea posible terminar esta intervención humana y que los linces sean capaces de forma independiente de asegurar su supervivencia", manifestó.

De todos modos, avanzó que en los próximos meses tienen previsto liberar a diez ejemplares más y confían en que en un futuro próximo sea posible reintroducir al lince ibérico en otros territorios históricos de existencia de esta especie en Portugal.

El lince ibérico está clasificado como el felino más amenazado del mundo por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

De los 100.000 ejemplares que poblaban la Península Ibérica a principios del siglo XX, se calcula que en la actualidad quedan alrededor de dos centenares en libertad.