Sociedad
La increíble historia de la indigente que enamora cantando ópera en el Metro
Emily Zamourka, de 52 años, se mudó a Estados Unidos con 24 años con el sueño de ser cantante pero una enfermedad la dejó sin hogar
El metro suele ser un lugar en el que los artistas reciben sus primeros aplausos y donde algunos comienzan su trayectoria musical. Es habitual encontrarse en los pasillos a cantantes o músicos con sus instrumentos. Pero no lo es tanto encontrarse a una indigente cantando ópera a la perfección.
Esto es lo que le sucedió a un policía de Los Ángeles, cuando estaba en el andén prácticamente vacío de la estación Wilshire/ Normandie. Allí sólo había una mujer de pelo rubio, tirando de un carro con todas sus pertenencias. De repente, comenzó a cantar de forma sublime “O mio babbino caro” de Puccini. El agente sacó su teléfono y grabó la interpretación, que luego fue compartida en Twitter por el canal oficial de la Policía de Los Ángeles con el mensaje: "4 millones de personas llaman a Los Ángeles su hogar. 4 millones de historias. 4 millones de voces ... a veces sólo tienes que detenerte y escuchar una, para escuchar algo hermoso".
No era la primera vez que lo hacía. Varios usuarios del suburbano angelino indicaron que ya la habían escuchado cantar en otras ocasiones. La mujer fue identificada como Emily Zamourka, de 52 años, una mujer de origen ruso que se mudó a Estados Unidos con 24 años con el sueño de ser cantante. Durante un tiempo dio clases de música y vivía de ella pero cayó enferma y se quedó en la calle, sin un lugar donde dormir. Se refugió en el Metro porque tiene una gran acústica y allí podría seguir desarrollando su pasión, la música, y de paso, ganar algún dinero con su talento. Al principio deleitaba con su destreza con el violín, una pieza valorada en 10.000 dólares que le fue robada. Sucedió en la puerta del restaurante Clifton's en el centro de Los Ángeles. Whitney Smith, su mejor amiga relató que "la escuché gritar y alcé la vista. Un tipo que la había estado observando agarró su violín y corrió calle abajo. Dos jóvenes corrieron detrás de él". Smith se quedó con ella diciendo: "No te preocupes, lo atraparán". Y lo cazaron, pero el ladrón lanzó el violín de forma violenta contra el suelo y lo rompió.
El violín era la forma de vida Zamourka, gracias a él y a sus interpretaciones podía pagar las facturas. Después, lo intentó con un violín eléctrico pero se rompió la muñeca cuando iba el autobús y un pasajero la empujó. Esa fue la última vez que tocó el violín y pronto se encontró viviendo en la calle.
Sin más armas que su voz, busca las estaciones vacías para poder interpretar sus óperas, a solas, con la mejor acústica y disfrutando del momento antes de tener que buscar un lugar en el que pasar la noche.
Zamourka sigue soñando con poder ganarse la vida con la música. Según declaró a la cadena NBC, "he estado rezando para lograr una oportunidad. Si es la voluntad de Dios que mi vida cambie, lo alabaré y estaré muy agradecida". Mientras tanto continúa recorriendo los pasillos del Metro con sus escasas pertenencias metidas en cajas y bolsas que transporta en un carro de la compra.
El vídeo compartido por la Policía de Los Ángeles ha sido visto por casi un millón de personas y ha servido para que la comunidad se vuelque con ella. De momento, las autoridades le han proporcionado un lugar donde dormir y este fin de semana ha sido invitada a actuar en la inauguración de una fiesta local y se ha iniciado una colecta popular que menos de 24 horas, ha logrado recaudar ya 30.000 dólares. También le han ofrecido varios violines gratis, pero ella los ha rechazado todos. Zamourka tenía el suyo, era muy especial y hasta que no tenga la posibilidad de tocar uno tan especial como el suyo, no volverá a tocar ninguno.
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