Salud

Un estudio científico avala a los padres: «Hay que compartir»

Prestar cosas voluntariamente hace feliz a los niños pequeños, según investigadores chinos

Dos niños ante una tienda de juguetes
Dos niños ante una tienda de jugueteslarazon

Si los seres humanos están motivados principalmente por el interés propio, como afirma la teoría económica tradicional, ¿por qué a veces realizamos actos de generosidad que no nos proporcionan ningún beneficio material? De hecho, tal comportamiento altruista a veces puede llegar a un costo personal. Entonces, ¿por qué nos gusta dar? Porque, resulta que compartir nos hace felices y porque nos sentimos felices, queremos compartir más, lo que explica por qué los psicólogos siempre encuentran que a las personas les gusta «dar» más de lo que les gusta «tener», informa Europa Press.

Pero ¿seguimos gozando de los beneficios emocionales de compartir si no es totalmente voluntario, sino obligado por las normas sociales? El doctor Zhen Wu, del Departamento de Psicología de la Universidad Tsinghua en Beijing China, y sus colegas examinaron esta pregunta en un grupo de niños en edad preescolar en China, e informan de sus hallazgos en ‘Frontiers in Psychology’. Este estudio es especialmente intrigante ya que a menudo se anima a los niños pequeños a compartir, pero se sabe muy poco acerca de si se benefician emocionalmente de ese compartir. En este análisis, Wu y sus colegas compararon expresiones faciales positivas (como medida de felicidad) en niños de 3 y 5 años que realizaron una tarea que consistía en compartir pegatinas con sus compañeros. El experimento se estableció de tal manera que los niños estaban divididos en dos grupos: uno que compartía voluntariamente y el otro que lo hacía porque se sentía obligado a ello. Tanto los niños de 3 como de 5 años compartían más cuando estaban obligados a compartir que cuando lo hacían de forma voluntaria, pero tal participación obligada no los hizo felices. Curiosamente, tanto los niños de 3 como de 5 años mostraron mayor felicidad cuando dieron pegatinas voluntariamente, que cuando las guardaron para sí mismos. «Por lo tanto, parece que la motivación para dar cuenta --explica Wu-- y también sugiere que es poco realista esperar que un niño muy joven comparta bajo presión y sea feliz con ello». Estos hallazgos proporcionan una visión fascinante de la psicología de los niños en edad preescolar y la primera evidencia de que compartir bajo normas sociales es menos emocionalmente gratificante que hacerlo voluntariamente. El doctor Wu sugiere que los maestros de preescolar podrían usar estos hallazgos para guiar cómo fomentar el compartir en sus estudiantes. Pero el estudio no está exento de inconvenientes, advierte Wu, «por ejemplo, es difícil descartar por completo la influencia de las normas sociales, incluso en el modo de dar voluntariamente el donante podría haber sentido presión para dar, incluso cuando se le dijo que no estaba obligado a ello». Según Wu habría que replicar estos hallazgos con más controles, además de entender cómo funciona el circuito de retroalimentación positiva. «Necesitamos examinar cómo un acto de generosidad conduce a la felicidad que a su vez provoca otro acto de dar. Y esa es una pregunta muy fascinante», concluye. EP