Mundial de Balonmano

Víctor Tomás: «Ser padre te puede mejorar el rendimiento»

Víctor Tomás / Extremo de España. Cumple diez años con la Selección, con la que ha vivido «más alegrías que penas». Se fue del Preolímpico porque nació su hijo, y muchos no lo entendieron

Víctor Tomás, extremo de la selección española de balonmano
Víctor Tomás, extremo de la selección española de balonmanolarazon

Cumple diez años con la Selección, con la que ha vivido «más alegrías que penas». Se fue del Preolímpico porque nació su hijo, y muchos no lo entendieron

Víctor Tomás (15/02/1985, Barcelona) es uno de los veteranos del equipo. Debutó en un gran campeonato hace diez años, justo después de que España ganara su primer Mundial. En aquel equipo estaba Mateo Garralda, el jugador al que Víctor pidió su primer autógrafo. Ahora se los piden a él. Después, en 2013, el extremo del Barça fue protagonista del segundo oro Mundial de los Hispanos. En Francia buscan el tercero en, define, «una competición feroz». De momento, son tres victorias de tres, tras la lograda ante Angola y con los octavos asegurados.

–Se cumplen 10 años desde su primer gran campeonato, el Mundial de Alemania.

–No lo había pensado hasta ahora que me lo has dicho. Son muchos años, han pasado muchas cosas. Hubo dos campeonatos en los que en un principio estaba en la lista y me los perdí, los de Noruega y Suecia, por lesiones en la espalda. Echo la vista atrás y este recorrido tiene más recuerdos buenos que malos. Entrenamientos, buenos ratos, viajes, partidos que voy a recordar toda la vida y, por suerte, bastantes éxitos. Es un grupo de gente increíble y fuera de las horas en las que nos estamos preparando deportivamente nos llevamos bien, y eso, al tener que pasar una época tan larga fuera de casa, se agradece mucho.

–¿Alguno especial?

–La medalla de bronce de los Juegos de Pekín siempre va a ser muy especial. Y el Mundial de España ganado en Barcelona. Y derrotas que han marcado: en los cuartos de los Juegos de Londres con el gol de Accambray en el último segundo. O la final del Europeo de Polonia (en 2016) la llevo a fuego en el corazón por cómo se produjo, porque no se pueden perder finales así...

–Y no ir a los Juegos de Río...

–Fue un cúmulo de cosas: la final del Europeo que hicimos, no poder obtener el Preolímpico pese a ser la selección con mejores resultados en el ciclo (se organizó en Suecia, que pagó más) y en el Preolímpico estuvimos mal en el peor momento. Mi caso fue especial porque tuve que irme por el nacimiento de mi hijo. Es algo que no he digerido por cómo pasó, por la gente –que quede claro, de fuera del equipo–, que no entendió lo que yo hice y se encargó de que me enterara.

–¿Recuerda la primera vez?

–La acogida fue muy buena, había muchos veteranos de otra época y el nivel de exigencia que te marcaban era altísimo, probablemente igual que lo que hacemos ahora nosotros con los jóvenes, aunque el resultado no acompañó (derrota en cuartos). Espero que los que debutan ahora tengan esta misma sensación, pero que el resultado sea diferente al de hace diez años.

–Y ahora dicen que es de los que tiene voz en el vestuario...

–Soy el tercer capitán, pero aquí se atiende a todo el mundo. Todos tienen voz y voto. Todos sumamos uno y somos importantes.

–¿Qué tal con el nuevo seleccionador, Jordi Ribera?

–Es una persona que se pasa las horas estudiando, viendo vídeos e intentando encontrar fallos en el rival y en nosotros, para mejorar. Está entregado al cien por cien. Le encanta una defensa fuerte, por anticipación, que robe balones y se pueda correr el contraataque.

–Ésa debe ser la seña de identidad de los Hispanos...

–Tiene que serlo porque hace que los partidos caigan de tu lado más rápidamente. No es lo mismo llegar a los últimos cinco minutos con tres goles de diferencia que con siete. Pero en general creo que tenemos un equipo muy compensado que puede hacer muchas cosas porque tenemos jugadores de distintas características.

–¿Piensa antes de lanzar?

–Siempre se piensa un poco en el portero que se tiene delante y se intenta ver cuáles son los puntos fuertes y cuáles no, pero el portero hace lo mismo contigo. A mí, al final, me gusta ver a los porteros, pero no me gusta que me hablen de ellos. Intento observar y lanzar e intentar que el balón no coincida con el portero, pero todo el mundo juega y para eso están ahí, para parar balones.

–Es un veterano, pero físicamente, de los mejores del equipo...

–Soy joven todavía con 31 años. Me siento bien física y psicológicamente. Por el deporte que es, siempre hay molestias físicas, pero se cuenta con ello. Me siento bien, con ganas de seguir aportando a mi equipo y a la Selección y de jugar estos grandes campeonatos contra los mejores.

–Además, es padre. ¿Le cambia mucho la vida?

–Y tanto. Ahora mismo mi primera prioridad es mi hijo. El ser padre te cambia la vida, tienes que adaptarte a unas rutinas diferentes de descanso, de horarios... Pero con mucho gusto. Mi hijo me tiene enamorado. Si se lleva bien, te puede hacer incluso mejorar tu rendimiento deportivo.

–La pregunta inevitable: la crisis del balonmano español a nivel de clubes.

–Es difícil entender cómo ha estado de grave el balonmano español, que creo que ahora está mejor, y los resultados de la Selección. Es verdad que venimos de una generación anterior al peor momento del balonmano y hemos seguido ahí en la Selección. Ahora entran jugadores nuevos que han vivido de lleno en esa época, pero también han sido importantes en sus equipos, han tenido minutos de importancia y están fogueados... Los resultados han sido muy buenos, la verdad, porque los jugadores y los técnicos lo hemos ido sacando adelante. A nivel, digamos, de oficina se están empezando a hacer mejor las cosas en los clubes; de forma más seria.