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La primera vacuna de la malaria evitará más de 1.000 casos

La primera vacuna de la malaria evitará más de 1.000 casos
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En España, el paludismo o malaria desapareció en 1964, cuando nuestro país, al igual que pasó hace varios meses con el ébola, tras el caso de Teresa Romero, recibió el certificado oficial de erradicación. Sin embargo, esta enfermedad permanece muy presente tanto en África como en algunas zonas de Suramérica. El último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula «que en el mundo hay 3.200 millones de personas en 97 países y territorios que corren el riesgo de padecer paludismo, y que para 1.200 millones ese riesgo es elevado». Por ello, noticias como la que anunció ayer la Agencia Europea del Medicamento (EMA, en sus siglas en inglés) son un rayo de esperanza. El Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP, en inglés) de este organismo ha otorgado una evaluación positiva de la vacuna contra la malaria Mosquirix, conocida por su nombre científico como RTS,S. Detrás de este desarrollo se encuentra la farmacéutica GSK, que ha ofrecido suficientes recursos para poner en marcha los ensayos clínicos para esta vacuna que está dirigida a niños de entre 6 semanas y 17 meses de edad. Este medicamento es la primera vacuna candidata para la prevención de la malaria que logra llegar hasta esta fase, aunque ahora es la OMS la que debe ratificar la valoración de la EMA y emitir una recomendación sobre el uso de la vacuna en los programas de vacunación nacionales una vez haya sido aprobada por las autoridades regulatorias.

El instituto español ISGlobal ha sido uno de los pioneros en el desarrollo de este medicamento, junto al Centro de Investigación en Salud de Manhiça (CISM) en Mozambique. Como explican desde el centro catalán, en los resultados finales, la RTS,S consiguió reducir los casos de malaria en un 36 por ciento de los vacunados a partir de los cinco meses. «Desde un primer momento la hemos diseñado para niños. Tiene una eficacia más elevada a partir de los cinco meses que en recién nacidos. Y, aunque pueda parecer que el porcentaje de eficacia es bajo, lo cierto es que lo importante es cuánto dura en el tiempo. Así, si se cumple con las cuatro dosis la protección puede durar tres años», afirma la doctora Regina Rabinovich, directora de la Iniciativa para la Eliminación de la Malaria de ISGlobal y que atiende a este diario al otro lado del teléfono, desde Boston.

Los datos obtenidos de los ensayos clínicos reflejan que durante los primeros 18 meses de seguimiento tras tres dosis de la vacuna los casos de malaria se redujeron casi a la mitad en niños que tenían entre 5 y 17 meses cuando recibieron la primera vacunación y en un 27 por ciento en los lactantes de entre 6 y 12 semanas. Cuando terminaron con la cuarta dosis de RTS,S los casos del primer grupo se redujeron un 39 por ciento tras cuatro años de seguimiento, y en un 27 por ciento en lactantes tras tres años de seguimiento. De acuerdo con GSK, «en las zonas donde la carga de la enfermedad es más alta, más de 6.000 casos de malaria clínica fueron prevenidos por cada 1.000 niños vacunados». Por ello, la doctora Rabinovich asegura que «se puede considerar una vacuna eficaz porque previene entre 1.000 y 1.500 casos de esta enfermedad». Y es que una vez que el mosquito Anopheles transmite el parásito Plasmodium falciparum –el de mayor prevalencia en el África subsahariana, ya que existen cuatro tipos responsables del paludismo– al ser humano se pueden dar episodios semanas, e incluso meses después de que el parasito entre en el organismo. Eso sí, la eficacia de esta vacuna fue evaluada de forma conjunta con las medidas ya existentes de control de la malaria, «como mosquiteras con insecticida que se utilizaron en el 80 por ciento de los niños participantes», apunta esta experta. Y es que, aunque este nuevo medicamento aporta optimismo en la lucha contra esta enfermedad, Rabinovich recalcó que las medidas de protección, tanto de profilaxis como de mosquiteras, «siguen siendo imprescindibles. La vacuna se sumaría a estas medidas para luchar contra la malaria».

Eusebio Macete, director del CISM, insiste en la necesidad de que África cuente con centros científicos de excelencia que permitan a las autoridades regulatorias contar con evidencia suficientes para emitir sus recomendaciones. Y es que son los países de este continente en los que de verdad hace estragos la malaria. Por ello es muy importante que el futuro coste de este medicamento se ajuste al poder adquisitivo de estos países. Fuentes del laboratorio afirman que «el precio se desconoce aún, pero GSK se ha comprometido a poner uno que cubra los gastos de fabricación de la vacuna, más un 5 por ciento que se reinvertirá en investigar la nueva generación de vacunas de malaria o para tratamientos de enfermedades prevalentes en países en desarrollo».

La OMS mostró ayer su optimismo ante el anuncio de la EMA, pero dejó claro que «RTS,S todavía no ha obtenido la licencia para su comercialización en un país donde la malaria es endémica. Entendemos que podría empezar a venderse en 2017». Y añadió que «daremos nuestra recomendación el próximo mes de noviembre». Y es que este organismo no sólo tiene en cuenta los datos clínicos, sino que el español Pedro Alonso, director del Programa Mundial de la Malaria de la OMS, también tendrá en cuenta su accesibilidad, la viabilidad de su implementación y su importancia dentro de las políticas de salud pública con respecto a otras medidas de control del paludismo.

Tras años y años conviviendo con la enfermedad, ¿cómo es que aún no se ha conseguido una vacuna que acabe con ella? Fernando de la Calle, experto en patologías tropicales del Hospital La Paz-Carlos III, asegura que «el responsable es un parásito microscópico difícil de atacar». Y es que «es un organismo muy complejo que pasa por diferentes fases. Se puede esconder en la sangre o en el hígado. No es fácil de regatear». Por ello, el experto sostiene que no se conseguirá detener la enfermedad hasta que «no se desarrolle una vacuna multidiana que lo frene en diferentes fases». Y es que la Mosquitix tiene una eficacia de alrededor del 30 por ciento, mientras que, como indica De la Calle «la que se pone contra la hepatitis A es del cien por ciento». Un paso más para una carrera de fondo.