Crítica de cine
A cubierto contra el maltrato
Dice que es más conocido por su labor divulgativa del cortometraje que como director, pero ahí está la nominación de Eduardo Cardoso a los Premios Goya en 2010 por su corto «En un lugar del cine» (en el que ya trabajó con Teresa Velayos, entonces coguionista y coproductora, la otra parte creativa del proyecto y con la que ahora vuelve a repetir tres años después) y el que la Academia haya incluido su último trabajo, «El paraguas de colores», entre los 15 preseleccionados en dicha categoría para la edición de 2014. La actriz Natalia Millán, única cara de esta última historia a la que Cardoso y Velayos han querido poner película, se queda sin voz durante los ocho minutos de metraje. Poco se puede decir de la trama, aunque mucho sea el contenido. Es el reto que tiene el universo del corto: condensar en pocos minutos un relato que, en la mayor parte de las ocasiones, es de carácter complejo.
Baste decir que, como confirma el director, las posibilidades de anticiparse al final son reducidas y mucho menos el aventurar la reacción que puede tener la protagonista una vez que la cámara se ha parado. «La gente que la ha visto no puede prever el final. Y continuar la película es muy difícil. Estamos pensando en escribir un largometraje, porque nos parece un arranque muy potente, pero, claro, incluso nosotros estamos desconcertados, porque nadie sabe qué decisión toma. Y el problema es que eso marca el resto del relato», comenta sorprendido.
Alguna pista más se desvela al mencionar que «El paraguas de colores» se ha convertido también en una iniciativa. Del 20 de noviembre al 1 de diciembre, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer –25 de este mes–, el cortometraje se exhibirá en universidades, salas de cine, en el Cine Estudio Bellas Artes, cafés... Precisamente su final abierto es uno de los puntos fuertes a la hora de proyectar el corto en estos espacios: invita a la reflexión y al debate. A cada sesión acudirá un miembro del equipo y en muchas está programado que asistan psicólogos para aportar un punto de vista más cercano a la realidad que representa.
Pero Cardoso quiere dejar claro que no es una aproximación estereotipada al problema de la violencia de género. «El problema que he visto en muchos relatos es que se tiende mucho al cliché: las historias de las víctimas directas del maltrato –mujer o niños– o de la de su ejecutor están demasiado explotadas y uno puede caer en tópicos. Por eso me parece que este cortometraje es diferente», explica el director, que reconoce que para él es muy difícil hacer cine social. Respecto a Natalia Millán, Cardoso asegura que la eligió porque necesitaba una actriz que pudiese expresar mucho sin hablar. Hay voz en off, pero eso es parte del secreto que quieren guardar sus creadores.
El detalle
La violencia, a debate
La iniciativa 25 Paraguas recorrerá, con más de 75 proyecciones, en las que muchas estará presente el equipo, la geografía española para abrir vías de debate en torno a la violencia sexista coincidiendo con el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
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