Investigación

Así es como Patricia Wiltshire, "la bruja galesa", ha contribuido a esclarecer algunos de los asesinatos más impactantes de Reino Unido

Comenzó su vida laboral como técnica de laboratorio médico antes de estudiar botánica en el King's College de Londres. También ha contribuido en investigaciones arqueológicas y estudios ecológicos

Patricia Wiltshire, "la bruja galesa", ha contribuido a esclarecer algunos de los asesinatos más impactantes de Reino Unido
Patricia Wiltshire, "la bruja galesa", ha contribuido a esclarecer algunos de los asesinatos más impactantes de Reino Unido Twitter

Patricia Wiltshire es una ecóloga forense, botánica y palinóloga británica reconocida por su contribución en la resolución de crímenes a través del análisis de evidencia botánica y del suelo. Nacida en 1942 en Monmouthshire, Gales del Sur, su carrera ha sido notablemente diversa e influyente.

Wiltshire se inició en el campo científico tras haber superado una infancia marcada por severas quemaduras y enfermedades pulmonares. Comenzó su vida laboral como técnica de laboratorio médico antes de estudiar botánica en el King's College de Londres. Más tarde, impartió clases en el Instituto de Arqueología de University College London, donde también estableció un curso de maestría en ciencia arqueológica forense.

El trabajo de Wiltshire, conocida por la policía como "la bruja galesa" por la forma en que procesa una gran cantidad de datos y se le ocurren ideas, ha sido fundamental en varios casos de alto perfil en el Reino Unido, incluyendo los asesinatos de Sarah Payne, Millie Dowler, y los crímenes de Ipswich. Su enfoque único consiste en analizar muestras de polen, esporas y otros materiales vegetales encontrados en escenas del crimen, cuerpos de víctimas y pertenencias de sospechosos. Esta técnica ha permitido a los investigadores conectar lugares y objetos con precisión asombrosa, lo que ha sido crucial para resolver casos difíciles.

Un ejemplo destacado de su trabajo es su participación en el caso de los asesinatos de Soham. Wiltshire utilizó evidencia de suelo y vegetación para vincular a Ian Huntley con el sitio donde se encontraron los cuerpos de las víctimas, Holly Wells y Jessica Chapman. Su capacidad para determinar con precisión el tiempo y lugar de los eventos fue esencial para la condena de Huntley.

Los asesinatos de Soham

El caso del asesinato de Holly Wells y Jessica Chapman, conocido como los asesinatos de Soham, conmocionó a Reino Unido en 2002. Holly y Jessica, de 10 años, desaparecieron el 4 de agosto de 2002 en Soham, Cambridgeshire, mientras regresaban de comprar dulces en una tienda cercana.

Las niñas fueron vistas por última vez caminando cerca del centro deportivo de Soham Village College, y su desaparición fue reportada esa misma noche. Inmediatamente, la comunidad se unió en la búsqueda de las niñas, con la participación de cientos de voluntarios y más de 400 oficiales de policía. La policía utilizó cámaras de CCTV para rastrear los últimos movimientos de las niñas y publicó imágenes en las noticias con la esperanza de obtener pistas.

Ian Huntley, el conserje de la escuela local y novio de Maxine Carr, asistente de enseñanza de las niñas, se convirtió en un personaje clave en la investigación. Huntley afirmó haber hablado brevemente con las niñas el día de su desaparición. Sin embargo, su comportamiento durante la búsqueda levantó sospechas, especialmente cuando se involucró activamente en las investigaciones y aparecía frecuentemente en los medios de comunicación.

Descubrimiento de los cuerpos y arresto

El 17 de agosto de 2002, los cuerpos de Holly y Jessica fueron encontrados en una zanja cerca de una base de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, a unos 10 kilómetros de Soham. La investigación forense, incluida la labor crucial de la botánica forense Patricia Wiltshire, identificó pruebas clave que conectaron a Huntley con el lugar donde se encontraron los cuerpos. Las fibras y el suelo encontrados en el coche de Huntley coincidían con los del sitio del crimen.

Huntley fue arrestado y acusado del asesinato de las niñas. Durante el juicio, Huntley afirmó que la muerte de las niñas fue un accidente, diciendo que Holly había sufrido una hemorragia nasal y se había desmayado en su casa, y que Jessica había muerto tratando de ayudarla. Sin embargo, el jurado no aceptó su versión y lo declaró culpable de dos cargos de asesinato. Huntley fue condenado a cadena perpetua con un mínimo de 40 años antes de ser elegible para la libertad condicional. Maxine Carr fue condenada a tres años y medio de prisión por obstrucción a la justicia al proporcionar una coartada falsa para Huntley.

Otro caso notable fue el asesinato de Christopher Laverack, donde Wiltshire logró identificar polen y materia vegetal inusual en la ropa de la víctima, lo que llevó a los investigadores a la propiedad del tío de Laverack, Melvyn Read, quien fue implicado en el crimen tres décadas después del hecho.

Además de su trabajo en casos criminales, Wiltshire también ha contribuido en investigaciones arqueológicas y estudios ecológicos. Ha trabajado como testigo experto en innumerables ocasiones y ha colaborado con todas las fuerzas policiales del Reino Unido. Su metodología y conocimientos han cambiado la percepción de la evidencia botánica en las investigaciones forenses, ganándose el respeto y la admiración de sus colegas.

A lo largo de su carrera, Wiltshire ha mantenido un enfoque científico riguroso, pero también ha sido impactada emocionalmente por algunos de los casos en los que ha trabajado. Su empatía y comprensión hacia las víctimas y sus familias han sido un aspecto importante de su labor, como se evidencia en la carta de agradecimiento que recibió de la madre de Joanne Nelson, una víctima de asesinato cuyo cuerpo fue encontrado gracias a las descripciones precisas de Wiltshire.

Patricia Wiltshire sigue activa en su campo, apasionada por la investigación y la naturaleza. A pesar de la naturaleza sombría de muchos de sus casos, ella se mantiene optimista y entusiasta sobre los avances tecnológicos en la ciencia forense. Su trabajo no solo ha ayudado a resolver crímenes, sino que también ha destacado la importancia de la ecología y la botánica en la ciencia forense, demostrando cómo la naturaleza puede ser un testigo clave en la búsqueda de justicia.