Teatro
Adictos al jaque mate
Jackie hace honor con su nombre a esa extraña atracción que cantaba Sabina: es un adicto al jaque mate. O sea, un perdedor, como dicen en EE UU, que, cuando intenta rehacer su vida, ve cómo su relación tóxica con Verónica se viene abajo y descubre que a veces Dios no sólo aprieta, sino que ahoga. Sexo, cocaína, desamor y un quinteto de amistades traicioneras, un cóctel explosivo que llega a los escenarios en el drama de Stephen Adly Guirgis «El hijoputa del sombrero».
«Es una obra muy actual. Aunque hable de drogas y adicciones, es una historia de amor, por encima de todo, y de amistad. Una gozada escrita por un tío que sabe mucho de actores», explica Juan Díaz («Cuéntame»), que da vida a Jackie. Adly Guirgis es, de hecho, actor, y prueba sus textos con la compañía que dirige en Broadway, LAByrinth. En 2011 estrenó este drama, que se representa actualmente en Nueva York, San Francisco y Buenos Aires. «Tienes un buen material para crear a tu personaje, todos tienen una doble cara», asegura Díaz.
Con «rimas» de El Langui
Dirigida por Juan José Afonso, esta producción cuenta también en el reparto con Miguel Hermoso, Raquel Meroño, Bárbara Merlo y Alberto Jo Lee. Hay además una colaboración especial: el rapero El Langui ha «rimado» el resumen de cada escena como transición a la siguiente. «Eso hace que sean más callejeras, que estén más centradas en lo que podría ser una historia de aquí», asegura Díaz. «El tío es un monstruo, nos ayuda mucho lo que ha hecho».
Meroño, que da vida a Victoria, la infeliz novia del mejor amigo del protagonista, explica que «todos los personajes son unos inadaptados al sistema que se refugian en adicciones para poder soportar la realiad. El mío apostó por el amor y siente que ha fracasado con las decisiones que ha ido tomando en su vida». Y explica que en esta historia de traiciones, cuernos y mentiras, los personajes «se traicionan a sí mismos por encima de todo». Aunque ella cree que Jackie «sí confía en el amor verdadero, que es el único antídoto en esta sociedad. La obra plantea esa ambigüedad moral que existe en nuestra forma de vida y en nuestras relaciones». La obra repasa el papel de grupos de apoyo como Alcohólicos Anónimos. «Te sirven si tienes la actitud correcta. Si no, no hay nada que te pueda ayudar», dice Meroño, que ha conocido a «muchas personas con problemas de este tipo con las que he tenido conversaciones muy sinceras. Eres un adicto toda la vida, hasta el día que te mueras, y es una lucha diaria. Pasas por delante de millones de bares, sobre todo en este país, en el que la bebida está tan aceptada y todo lo celebramos emborrachándonos».
Sin lástima
Para Díaz, «en esta función no hay nada de pena. Como actor, no trabajo desde la lástima». Y cuenta de Jackie: «Veo en él una parte de nobleza, de confiar en la amistad, en su mejor amigo. Puede haber gente con casa y trabajo pero que, si no son nobles, me dan más pena que él». El actor, que ya ha hecho títulos como «La abeja reina» y «El graduado», matiza que «no me pilla de nuevas ser protagonista, pero en esta función es mucha responsabilidad la que tengo. El personaje tiene que caer bien, lleva el peso de la carga dramática y existencial y al mismo tiempo tengo que encajar bien algunos gags. Es mucho curro».
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