Sicab y el PRE

El Salón Internacional del Caballo abre sus puertas esta semana. En sus veintinueve ediciones, Sicab ha cambiado considerablemente. En sus primeros campeonatos, el Concurso Morfológico se celebraba en el Club Pineda de Sevilla. Era un ambiente casi familiar, con muy pocas ganaderías. Por entonces, el Pura Raza Español era un caballo bello pero muy armónico: bien hecho y de elegantes movimientos. Al cambiar de escenario, con el traslado a Fibes, el concurso fue alcanzando mayor auge. Y se fue masificando. Al mismo tiempo, coincidió con un boom inmobiliario donde todo empresario pretendía ser ganadero. Y entonces, las modas fueron variando el tipo del caballo de Pura Raza Española. Se empezó a seleccionar un caballo gigante, donde no importaba la funcionalidad tanto frente a la morfología. En ese proceso, se han podido perder características fundamentales del caballo andaluz: su rusticidad, el ser polivalentes, versátiles. Porque el caballo español que se utilizaba en el campo valía para todo tipo de faenas y disciplinas hípicas: enganche, rejoneo, doma vaquera, alta escuela... Por eso mismo, una esencia importante del caballo PRE pervive en algunas ganaderías bravas. En casas como Miura, Benítez Cubero (Pallarés), Alvaro Domecq (Alburejos), Fermín Bohórquez, Guardiola, Peña Gutiérrez y alguna más, donde el caballo se sigue utilizando para los trabajos de campo, sin perder sus raíces. De aquellas primitivas ganaderías, salvo excepción, poco queda en el Sicab de hoy. Por eso, mi admiración también a Cárdenas, Paco Lazo, Sánchez Barbudo, Romero Benítez, Escalera, Marín García y otros tantos ganaderos que pusieron la primera piedra y que dieron el impulso necesario para situar a nuestro caballo en lo más alto. Seleccionar y criar sin perder el alma, sin olvidar la esencia del caballo que enamoró a reyes y que estos días se exhibe en su Salón Internacional.