"Menú del día"
El cambio tranquilo
“Ese ruido terrible que se empeñan en hacer por creerse dueños y depositarios de los valores demócratas más profundos, todo un oxímoron en boca de Podemos o Sánchez, es todo lo contrario a lo que ha puesto en marcha el presidente, Juan Manuel Moreno”
Era principios de 2017 y apenas llevaba yo unos meses independizado en Madrid con mi amigo S., del que descubrí, en ese breve tiempo y a pesar de conocerle de toda la vida, que es capaz de alimentarse casi en exclusiva de huevos en todas sus formas de cocinado y siempre acompañados por un generoso pegote de mostaza de la amarilla muy picante. Me lo permitía, el independizarme a duras penas a punto de cumplir los treinta años, mi primer puesto de trabajo más o menos fijo. Era un contrato temporal como autónomo pero con el compromiso de renovación. Sin esperármelo, a principios de febrero surgió la oportunidad: una plaza fija en Sevilla. Ese cambio no fue muy tranquilo, la verdad. La posibilidad me fue comunicada un martes y el lunes siguiente estaba en la calle San Fernando 25 a las nueve y media de la mañana. Llegaba a la Andalucía de toda la vida, la del PSOE. En ese tiempo todavía salían nuevos flecos del «caso ERE», que continuaba con su mastodóntica instrucción, y en cuyo juicio acabarían condenados dos ex presidentes cuya honorabilidad siguen defendiendo a día de hoy sus correligionarios. Los prevaricadores y malversadores somos gente honorable, escribiría hoy Jardiel Poncela. Susana Díaz era presidenta y en Madrid la desagradable fama de paguitas y molicie andaluza seguía de plena vigencia. Pero hace dos años ocurrió lo impensable, al chavalito de Madrid empotrado en la caravana electoral de Ciudadanos le tocó vivir el vuelco histórico del dos de diciembre de 2018. Aquello de primeras no fue un cambio tranquilo, que el socialismo perdiera su joya de la corona en España fue todo un cataclismo. En estos días de llamadas a la unidad y a la defensa de una supuesta democracia, mientras el PS pacta con Bildu o Esquerra, hay que recordar las manifestaciones a las puertas del parlamento azuzadas por toda la izquierda tras la expresión democrática del voto por parte de todos los andaluces. Ese ruido terrible que se empeñan en hacer por creerse dueños y depositarios de los valores demócratas más profundos, todo un oxímoron en boca de Podemos o Sánchez, es todo lo contrario a lo que ha puesto en marcha el presidente, Juan Manuel Moreno. Por el camino se ha descompuesto Adelante Andalucía y Susana Díaz ha perdido la fuerza que tenía aunque su papel se echará de menos si finalmente es sustituida por una «pedrette». Desde que ha llegado Moreno esta comunidad es, por lo menos, sinónimo de moderación y diálogo en estos tiempos de palabras gruesas y amenazas constantes. Tanto que ahora es un modelo para el resto de España. Sus políticas y medidas siempre serán discutibles y mejorables pero al menos aquí hay menos ruido que en el resto de España. Y curiosamente siempre viene de los mismos. Se agradece y mucho. Tanto como que mi amigo S. me convirtiera en adicto a la mostaza amarilla muy picante que ya nunca falta en mi nevera.
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