"Méritos e infamias"

A Larry Flynt, que estabas en el cielo

“La muerte del editor de la revista «Hustler» ha dejado desolados a los amantes de la libertad de prensa, la esencia del periodismo desde los tiempo de Gutenberg”

Larry Flynt
Larry FlyntLucy NicholsonREUTERS

La muerte del editor de la revista «Hustler» ha dejado desolado a los amantes de la libertad de prensa, la esencia del periodismo desde los tiempo de Gutenberg. Aunque compartió con Hugh Hefner el negocio de las publicaciones pornográficas (es cierto que sus revistas tenían menor brillo y pomposidad, pero sí más bizarría y realismo), su legión de seguidores se siente huérfana en su afán por meter el dedo en el ojo al poder y llora hoy su partida desde el cielo de su mansión californiana hacia las aburridas hectáreas de la gloria bendita. La muerte a todos nos iguala y ahora Larry, como antes Hugh con su guatiné impoluta, tendrá que saborear las amarguras celestes como un mortal más a la espera de que pesen su alma en el Valle de Josafat. Pero seguro que Larry, ante el juicio final, mantendrá sus maneras de hombre libre y defenderá al darle la mano a San Pedro su adhesión radical a la Primera Enmienda. Cuánto le debe la profesión a este luchador incansable del sueño americano que se enfrentó a poderosos moralistas, meapilas y palmeros del sistema que no tenían ningún empacho en desayunarse matanzas como la de My Lai y acudir minutos después al servicio religioso. Contra esa hipocresía y en favor de la libertad en los años setenta lanzaba Larry sus revistas, que obtenían unas ventas millonarias, a la vez que sacaba pecho por los derechos de editores y lectores en todo el mundo. Fue tan fiel a sus ideales hasta el punto de que pidió que no se ejecutara al hombre que le dejó en una silla de ruedas tras dispararle a bocajarro. Contra Trump lanzó su última cruzada con el mismo estilo que el exquisito Milos Forman captó en la polémica película que en los años noventa animó a tantos adolescentes a ser hoy periodistas.