"Méritos e infamias"

Desde la azotea

“La consigna, aguantar lo que se pueda mientras aumenta el ritmo de la vacunación y salvar los muebles el próximo verano”

Pasajeros en la estación de Santa Justa de Sevilla
Pasajeros en la estación de Santa Justa de SevillaMaría José López / Europa PressLa Razón

No habrá viajecitos de la Semana Santa entre provincias, como tampoco pasos el próximo Domingo que será de Ramos, aunque no veamos ni capirotes ni borriquitas por las calles. En estos tiempos extraños y extrañados, el «no» de la Junta tampoco levantó las ampollas y obtuvo hasta el aplauso de «Kichi» de Cádiz, que ya es algo. Un buen tanto, porque la responsabilidad es una buena noticia en medio del fango en el que chapoteamos todos. Esto se está haciendo ya demasiado largo y la exigencia de equilibrio, incluso mental, es una quimera después de tantos meses de presión y catástrofes. La consigna, aguantar lo que se pueda mientras aumenta el ritmo de la vacunación y salvar los muebles el próximo verano, pues no queda otra que ser optimistas, confiesan los profesionales del sector que tienen el agua al cuello y ven muy lejos aún los meses del calor, la tumbona y la sombrilla sobre la arena. En cualquier caso, la recuperación de nuestro motor económico, hablamos del turismo, parece asegurada siempre que se le doble la mano al virus, que ahora tiene variante ugandesa y más fuerza, bajo la fórmula del destino seguro. Llego a la perogrullada en la misma azotea en la que calmaba los nervios hace un año, pero sin los aplausos a las ocho, pero de repente se instala en mí el escepticismo de pensar que no estamos tan cerca de salir del túnel, que seguimos en la misma penumbra con la variante de que ahora nos dejan un rato más en el bar para calmar las penas con la penúltima copita, pero tan jodidos o más que hace doce meses. No volveremos al mundo que tuvimos y puede que solo rocemos con los dedos la normalidad, pero de momento, seguimos en la casilla de salida viendo cómo llega la cuarta ola desde la azotea.