"Crónicas del salitre"
Apadrina a un Cinerama
“Al parecer la compañía exhibidora de filmes ArcLight Cinemas y Pacific Cinerama echan el cierre, pasando a formar parte de la negra lista de empresas víctimas de la jodida pandemia”
El primer aviso me llegó del cronista musical JF León, uno de mis troncos de aventuras americanas; a los pocos segundos, las alertas se me agolparon a las puertas de internet: «Cierra definitivamente el famoso Cinerama Dome de Hollywood, ubicado en la no menos peliculera Sunset Boulevard de Los Ángeles». Confieso haber tenido la misma sensación que leer el obituario de alguien querido. Rápidamente contacté con algunos conocidos que tengo en la zona para confirmar la noticia. Al parecer la compañía exhibidora de filmes ArcLight Cinemas y Pacific Cinerama echan el cierre, pasando a formar parte de la negra lista de empresas víctimas de la jodida pandemia. Hasta hace año y medio, únicamente funcionaban con regularidad dos Cineramas en el mundo, el ubicado en Seattle y el angelino inaugurado en 1963. Debo reconocer que este singular sistema (que usa tres proyectores sincronizados) ha sido ampliamente sobrepasado por la tecnología en imagen y sonido de la actualidad, pero nada ni nadie han sido capaces de imitar el encanto y la magia del Cinerama de mi llanto. Cuando ves una película en esa gigantesca pantalla ovalada, hace que ir al cine sea mucho más que un acto social. Pese al palo inicial, a los pocos minutos de tan terrible anuncio, se abrió una petición de firmas en Change.org para que este cine siga existiendo, y los apoyos están viniendo de muchos lugares y personas, empezando por actrices, actores y cineastas, a cada cual más famoso e importante. Incluso hay cientos de bromas, y otras ideas mucho más serias, para que Quentin Tarantino, propietario ya de un conocido cine en Los Ángeles, el New Beverly Cinema, adquiera este local irrepetible. El mal rato no se me fue en todo el día, pues le tengo tela de cariño a tan ilustre Cinerama, en el que he disfrutado de algunos estrenos hollywoodienses. Suerte que el paliativo me vino de Córdoba esa noche, con la llamada de «mi pana» el bodeguero Francis Robles: «Cucha Salas, que nos hemos reunido un grupo de bodegas y lagares de Moriles, Aguilar de la Frontera, Montilla y su sierra para lanzar el vino en rama...». Qué alegrón me dio, porque junto al cine, no sabe lo que me gusta una copa de fino en rama de la campiña ubicada al sur de la provincia cordobesa, también conocida como La Toscana andaluza… igual que en las películas, ea.
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