"Retratos sin tiempo"

Esperando nuevos regalos

«Pensábamos que éramos los dueños del corral, los más gallitos, hasta que vino el virus y nos puso a todos en nuestro sitio», asegura Carlos Telmo (Ronda, 1950)

Carlos Telmo en una imagen tomada en Sevilla
Carlos Telmo en una imagen tomada en SevillaKiko Hurtado

Mientras acaba un cigarrillo, Carlos Telmo entorna los ojos, azul intenso, deseando vivir una buena temporada en un lugar del mundo aún por descubrir. Hay que mirar hacia delante, ponerse a prueba uno mismo, apurar la vida. «Me gustaría que fuera un destino exótico, por ejemplo me encantaría la India para pasar una buena temporada». Ahora que afloja, o eso parece, la pandemia cuenta entre risas cómo se las arregló, alguien que siempre vive con y para los demás, en la más estricta soledad del confinamiento. «No me dejé sobrepasar por el aburrimiento. Me hice un horario estricto de tareas que cumplía desde primeras horas de la mañana», organización monacal y soledad, nada menos. Desde luego, volver al convento no viene mal por una temporada, sobre todo para darse cuenta de la fragilidad del ser humano. «Pensábamos que éramos los dueños del corral, los más gallitos, hasta que vino el virus y nos puso a todos en nuestro sitio. Ahora, yo me salí pronto del convento en cuanto pudimos volver a la calle». Adora los títulos nobiliarios, los prefiere al dinero por la nobleza que se le presupone a sus dueños, aunque por un ratito no estaría nada mal ser un nuevo rico, por unas horas, de esos del pelotazo y los billones. «Me encantaría, con esos relojes gigantes de oro en las muñecas (risas)», asiente divertido. Telmo sabe que él es Lord of Saint Lawrence, que podría desembarcar cualquier día en Asia para organizar la fiesta más fastuosa o recibir a una autoridad internacional con inteligencia y sencillez, aunque seguramente ahora prefiera degustar y compartir la amistad en una charla durante horas… Que no lo tiente el destino, porque todo está listo para empezar de cero si hace falta. En realidad, está deseando que suceda. «La vida me ha hecho muchos regalos y espero que queden algunos más».