"El bloc"

Sevilla como marrón

“La perspectiva de un cuatrienio fiscalizando arriates y pateándose asociaciones de vecinos suena casi a jubilación anticipada”

El diputado del PSOE Alfonso Rodríguez Gómez de Celis
El diputado del PSOE Alfonso Rodríguez Gómez de CelisFernando AlvaradoEFE

Juan Espadas aparte, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis se erige como el político andaluz más influyente de la nueva ejecutiva federal del PSOE, ungida en Valencia por el dedo de Pedro Sánchez a su imagen y semejanza (para tentarse la ropa, por consiguiente). Ya cincuentón, escrito sea porque fuimos jóvenes casi al unísono, el vicepresidente primero del Congreso de los Diputados será el nuevo secretario de Política Municipal del partido y cerrará el círculo que abrió, allá por el pleistoceno y formando collera con una chavala llamada Susana Díaz, como concejal en el consistorio sevillano, para el que los socialistas buscan candidato con indisimulada desesperación. No queda tan lejos la primavera del 23. La izquierda perdió la Junta hace tres años, pero como las desgracias nunca vienen solas y la espiral descendente durante un ciclo electoral tiende a infinito, no está nada claro que vaya a conservar su bastión en la Casa Grande hispalense, ido Espadas de cruzada a recuperar San Telmo como Godofredo de Bouillón batalló para devolver Jerusalén a la Cristiandad. El PP ha subido al ring a un aspirante de mucha solvencia, José Luis Sanz, a quien no durarían tres asaltos ni el evanescente Muñoz ni el rústico Cabrera, los dos ediles que ahora pelean por la interinidad. ¿Anuncia este regreso de Celis al municipalismo su candidatura a la alcaldía de Sevilla? Él lo niega encendidamente, lo que en estos rigodones preelectorales equivale casi a una confirmación, pero el panorama demoscópico no parece muy alentador y, a ciertas edades, la perspectiva de un cuatrienio fiscalizando arriates y pateándose asociaciones de vecinos suena casi a jubilación anticipada: después de eso, sólo quedarían el Senado y el Parlamento Europeo. Han desvestido a un santo para no vestir del todo a otro.