Hostelería

El Café Central de Málaga echa el cierre tras un siglo de vida

El emblemático establecimiento sirvió el último café el pasado 9 de enero

Un turista fotografía el emblemático mosaico del Café Central
Un turista fotografía el emblemático mosaico del Café CentralDaniel LuqueAgencia EFE

Ubicado en pleno corazón de Málaga, en la céntrica plaza de la Constitución, el Café Central ha sido todo un referente en el sector de la hostelería de la capital de la Costa del Sol durante la friolera de 101 años. Pero, “todo tiene un final”, admite su gerente, Rafael Prado, no sin cierta nostalgia por lo que supone un adiós por el que “llevo más de un mes recibiendo el pésame de muchos malagueños y gentes de fuera que han sido clientes durante muchos años”. Y es que el cierre definitivo del negocio, el pasado 9 de enero, ha calado hondo en una sociedad, absolutamente fiel a un establecimiento que ha sobrevivido a la eclosión de franquicias que ha invadido el centro histórico malagueño.

Un local presidido por el gran mosaico en el que se exhibían los múltiples tipos de pedir un café: “solo, largo, semilargo, solo corto, mitad, entre corto, corto, nube, o lo que usted me ponga”, cuyo gerente a sus 67 años, reconoce que “me ha llegado la hora de jubilarme”, entre otros argumentos por los elevados costes que suponía mantener el establecimiento abierto.

Y es que “hay situaciones que no tienen salida, y una vez planteado ese escenario y con las dificultades económicas que acarreaba su supervivencia, he optado por echar el cierre”.

Todo ello, pese a haber sorteado las consecuencias de la pandemia de la Covid-19, “la peor situación que he vivido como empresario desde que tengo uso de razón”. No en vano, subraya que una vez se estableció el confinamiento y consiguiente cierre del sector de la hostelería, “llegué a pensar que me hundiría y jamás saldría de ésta, pero afortunadamente no fue así”.

Sin embargo, a día de hoy, el alquiler del establecimiento suponía un cincuenta por ciento de explotación y, “para poder asumirlo, hubiera sido necesario prescindir de la mitad de una gran plantilla, a la que quise hacer partícipe en primer lugar de la situación”.

Su situación privilegiada y la amplia terraza que poseía el local “nos ha hecho ser como un gran teatro permanente, en el que hemos sigo testigo de todo lo importante que ha pasado en Málaga”, según rememora orgulloso el empresario malagueño, dedicado en cuerpo y alma durante toda su vida al negocio que heredó de sus padres y tíos en el que además nació y creció.

Ahora, ese conocido e histórico mosaico lucirá a escasos metros del Café Central, a las puertas de la Peña Juan Breva, después de que el Ayuntamiento de Málaga se haya materializado el compromiso de buscar una ubicación en la que pueda seguir siendo contemplado por malagueños y turistas.

Prado admite sin esconder un gran orgullo, que “nunca hubiera pensado que causara tanta tristeza este cierre, llevo más de un mes desde que se conoció la noticia recibiendo el pésame de muchos malagueños y de muchas personas del extranjero, como por ejemplo Argentina o California”. De hecho, los últimos clientes que abonaron su cuenta en el establecimiento el pasado día 9 cuando echó el cierre, eran británicos; no en vano, en torno al ochenta por ciento de la clientela, la conformaban turistas.

“¿El futuro de ese local? No está aún decidido; están circulando muchos bulos pero ninguno es cierto. Me reuniré con los socios y decidiremos qué se va a hacer con esas instalaciones. A día de hoy, no hay nada hablado ni cerrado”, concluye.