Elecciones andaluzas
El sprint final llega con la mirada puesta en el 30% de indecisos
Juanma Moreno esquiva la propuesta de Vox porque aspira a una «mayoría social» y centra los tres últimos días de campaña en dibujar un tablero político que evite una repetición electoral
Cuando Luchino Visconti adaptó al cine la novela de Guiseppe Tomasi di Lampedusa «El gatopardo» aún faltaban siete años para que naciera Juanma Moreno, hoy candidato a la reelección como presidente de la Junta de Andalucía. En ciencias políticas es famosa la expresión «gatopardismo» para referirse a la contradicción que supone cambiarlo todo para que nada cambie. El gran miedo de los populares hoy es, precisamente, que el próximo 19-J suponga la vuelta a la casilla de salida: una mayoría insuficiente para gobernar la comunidad autónoma sin la carga de incómodos compañeros de viaje. En el sprint final de la campaña todos los esfuerzos se centrarán por parte popular en llamar a la movilización para no perder ni un voto que pueda erosionar una victoria que se da por segura, aunque con interrogantes tras el debate del pasado lunes.
Días antes de iniciarse la campaña, el propio Moreno era quien no descartaba la posibilidad de una repetición electoral en el caso de no obtener la mayoría suficiente para gobernar en solitario. El mensaje final lanzado por Macarena Olona en Canal Sur no está sujeto a segundas interpretaciones. Si el PP necesita un escaño para la reelección de su presidente, Vox solo ofrecerá su apoyo a cambio de formar parte del Ejecutivo. Y ayer, Loles López, secretaria general del PP-A y candidata número uno por la provincia de Huelva, repitió que «Andalucía necesita un gobierno fuerte encabezado en solitario por Juanma Moreno, que dé estabilidad y que esté centrado exclusivamente en los importante que es Andalucía y los andaluces». Detrás de lo que suceda al final subyacen esas palabras repetidas por el candidato: «Tengo las manos libres para decidir, no tengo tutela».
Un vídeo para despistados
La figura de Moreno y el eslogan popular «Juanma presidente» ha tenido tal calado, por encima incluso de las siglas, que ayer el Partido Popular incluso editó un vídeo para aleccionar a los simpatizantes despistados (o voto prestado) sobre cómo proceder el domingo y evitar errores. «¿Qué tienes que hacer para votar a Juanma Moreno como presidente? Votar con la papeleta del PP siempre, aunque su nombre no aparezca encabezando la lista. En Málaga los votantes lo tenéis más fácil porque el nombre de Juan Manuel Moreno Bonilla aparece el primero en la lista», explica el vídeo.
Así las cosas, los populares fijan el objetivo en el 30% de indecisos que decide el voto a última hora. «La artimética es para los que no piensan en ganar las elecciones, yo pienso en una mayoría social. Voten sin miedo», dijo ayer Moreno desde la cooperativa Oleocampo en Torredelcampo (Jaén). El problema es que todas las formaciones aspiran a éste porcentaje y que nadie puede augurar lo que sucederá el domingo con ellos. Hasta ahora los sondeos han reflejado lo que parece una realidad palpable: el PP se ha «comido» a Cs en estos tres años y medio de legislatura. Ello lo coloca en una situación asimilable a la de 2019, sumando por si solo una considerable cifra de escaños pero sin mayoría absoluta ni socio «amigable» con el que formar un Gobierno sólido o más sólido del que había. Porque no hay que olvidar que el relato del adelanto electoral fue la necesidad de contar con una presupuestos en tiempo para 2023.
Pactar con Vox supone un freno a las políticas que han marcado la primera legislatura. Olona propone acabar con la Consejería de Igualdad, por ejemplo, reducir aún más el número de asesores y niega que el cambio climático esté afectando a Andalucía, lo que choca con los planteamientos de la «Revolución verde» que abandera el propio presidente y que tiene como uno de sus pilares la Ley de Economía Circular en la que se ha trabajado durante más de tres años. Por no hablar de la configuración y del número de consejerías, objeto de muchas cábalas.
La esperanza de Cs es la misma, Juan Marín aprovechó ayer el tirón televisivo para seguir contraatacando a Olona. Su vídeo en el que recuerda a la alicantina cómo hacer torrijas se hizo viral en las redes sociales. No se puede decir que no lo esté intentando el vicepresidente en funciones de la Junta.
La formación naranja «ni de coña», en palabras de su líderesa nacional, Inés Arrimadas, estaría dispuesta a formar un tripartido, opción que hoy sería le menor de los problemas porque el verdadero miedo de Ciudadanos es desaparecer del Parlamento andaluz. Sus dirigentes esperan que las consultoras se equivoquen y que «cada diputado de Cs sirva para más que todos los del PSOE», vaticinaba Arrimadas.
Menos dramática, pero también complicada es la situación de Juan Espadas, quien tira de optimismo para aventurar que «ningún voto progresista se quedará en casa» elo conllevará el éxito del PSOE.
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