"El bloc"

Pinche Botafuegos

“Los automóviles de los funcionarios de la cárcel de Algeciras arden a ritmo de uno por semana. Existe un término, «mexicanización»”

Imagen de archivo de unas narcolanchas en Algeciras.
Imagen de archivo de unas narcolanchas en Algeciras.JESÚS G. FERIA La Razón

El verano casi todo, que dura desde el solsticio hasta el equinoccio, ha constituido un paréntesis en estas cartas semanales que podrían haberse rellenado con los incendios que cuecen a fuego lento el indulto impresentable a Griñán o las primeras peripecias del nuevo gobierno regional, antesala de lo que viene al final de este curso y al comienzo del próximo. El personaje de la semana, sin embargo, lleva un nombre tan corriente como Paco Márquez y es el director de Botafuegos, la cárcel algecireña cuyos trabajadores viven acosados por los cárteles del narcotráfico que operan en el Campo de Gibraltar, auténtico para-Estado de poder creciente. «Yo no me voy a arrodillar ante estos mierdas», fue el titular rotundo que dejó el líder de una plantilla que sufre no tanto la violencia de su distinguida clientela, y de un entorno hostil, como el abandono por parte de la superioridad. Con el agravante de que el ministro del ramo, Fernando Grande-Marlaska, es diputado cunero por Cádiz y estrenó la legislatura con la sorprendente destitución del general de brigada de la Guardia Civil Manuel Contreras, que tanto quebranto causó a las mafias del hachís. Hay decisiones que no son lo que parecen, por supuesto, pero desde luego parecen cosas la mar de feas. Los automóviles de los funcionarios de la cárcel de Algeciras arden a ritmo de uno por semana sin que las administraciones se sientan concernidas y de ahí el exabrupto de Márquez, que anuncia en su fervorín que su gente «no se va a amedrentar», pero que necesita algo más que palabras de aliento para resistir al hostigamiento de unos narcotraficantes cada día más enseñoreados de la comarca. Existe un término, «mexicanización», que nadie se atreve a pronunciar en voz alta y que cada vez son más quienes lo susurran.