"Méritos e infamias"

El Movimiento Regional

“En este crepuscular, sanchista y mediocre PSOE de Espadas es donde se palpa lo bien que le va a Moreno”

Juanma Moreno se tatúa en el estudio Barbiere. PP
Juanma Moreno se tatúa en el estudio Barbiere. PPPPPP

La requetevictoria del PP de Juanma Moreno no se limita sólo a la «penitencia» de cumplir con el tatuaje prometido. Se llevó por delante tanto, pero tanto tanto, que aquello del «Gobierno del Cambio» ahora es ya una suerte de Movimiento Regional que aglutina sensibilidades y matices dispares frente a una oposición aturdida y ausente. Unanimidad que desconecta al resto de fuerzas más por la aceptación del modelo de Moreno que por la aritmética parlamentaria, que también. Y además no levanta una voz ni el tato, y si no que se lo digan a los que criticaban la compra de voluntades, el chaqueterismo de última hora y la partitocracia del mercadeo de cargos para que nadie se vaya con mala cara a su casa. Asilo para todos, tranquilidad monetaria y dejémonos de monsergas. Si no, miren cómo el PP le ha dado el puntillazo a su socio Cs colocando a Juan Marín de alto cargo de la Junta sin que nadie se haya rasgado las vestiduras ni haya puesto los ojos en blanco. Ni falta que hace. De entrada, la OPA coloca a Arrimadas sola ante el abismo de entender que el proyecto que lidera no tiene ninguna opción de cara a las municipales y que la mejor manera sobrevivir al tsunami es subirse al barco azul y remar para que vuelva el bipartidismo. El mismo camino que saben en Vox que tienen que recorrer les guste o no, porque la guerrilla interna tras la salida de Olona huele al mismo quilombo que vivieron tanto en Cs como en Podemos. El Movimiento Regional engulle hasta a las grandes banderas de la izquierda, arrebatando el 4 de diciembre al sector más ultra de los progres. También ni «mú», como si no pasara nada. Bastante tendrá Espadas, pienso al ver la pizarra de Alfonso Guerra, con tragar con el revival de la pana, donde para que no se vea el pinchazo de público achicarán el aforo. ¡Un clásico! En este crepuscular, sanchista y mediocre PSOE de Espadas es donde se palpa lo bien que le va a Moreno y cómo sin poder el socialismo meridional se queda en el mito, la nostalgia y el rencor por el pesebrismo perdido.