Opinión / "Méritos e infamias"
Libros viejos
"Entre el barullo de las tripas del turismo de masas alivia la visión de las casetas de las ferias del libro antiguo y de ocasión que se mantienen como un oasis"
- Cierre al salir
- Otra vez Doñana, no [[LINK:INTERNO|||Article|||65609fb26bd1b0e43ea9a73b|||]]
Esperaron durante meses, algunos años o décadas, que unos dedos generosos abrieran sus acartonadas y amarillentas páginas para volver a ver la luz entre sus renglones. Como vestidos mudos vieron pasar el tiempo sobre la vida de sus propietarios dispuestos sobre anaqueles o amontonados en un rincón. Daba igual, porque ellos pactaron con el tiempo un mudo acuerdo y volvieron como testigos a las vidas de los que una vez los abrieron con la ilusión del lector nuevo. Cada vez que me acerco a una librería de viejo o paseo entre las casetas de las ferias dedicadas a los libros antiguos siempre pienso en lo mismo. No me importa demasiado el contenido de los ejemplares que llegan a mi casa para disfrutar de una segunda oportunidad, para mí contiene más importancia el saber que durante un momento indefinido pertenecieron a alguien que puso su interés entre sus páginas hasta que volvieron de nuevo al gineceo de la librería. Tengo amigos libreros que me cuentan que muchos de sus fondos se compraron al peso, como las papas o los melones, sin detenerse en lo que cuentan o quién lo cuenta. Cultura sobre una balanza, más madera y cenizas sobre lo poco que queda de aquel edificio construido sobre los cimientos de «Dialéctica de la Ilustración». Entre el barullo de las tripas del turismo de masas alivia la visión de las casetas de las ferias del libro antiguo y de ocasión que se mantienen como un oasis frente al mal gusto de despedidas de soltera, devotos rurales devenidos en «kapillitas» y locos consumistas por el Black Friday. A salvo, bajo la sombra de los libros aún es posible respirar el sentimiento de los viejos libros sobre los que una vez se posó la ilusión de vivir una nueva aventura, pasar un buen rato, emocionarse o simplemente aprender. Aprovechen porque estamos en su tiempo, como las castañas, y hagan uso de esta última oportunidad para conectar con lo poco que nos queda de nosotros mismos.
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