Cargando...

Protección

VioGén: Una larga lucha contra la violencia machista que gana aliados

El sistema cumple 18 años como red estatal de protección y seguimiento de víctimas de violencia de género, centrando su control en los agresores y adaptándose a las nuevas formas de violencia

VioGén: Una larga lucha contra la violencia machista que gana aliados MiguelAngelMolinaEFE

En la prevención de los casos de violencia machista intervienen factores de diversa índole, desde el entorno social de la víctima hasta su situación personal, pero su protección y seguimiento, además de la vigilancia del agresor, cobran especial relevancia a la hora de evitar un desenlace fatal, y a eso se dedica VioGén. Este sistema de seguimiento integral en los casos de violencia de género fue puesto en marcha por el Ministerio del Interior para proteger a las víctimas y evaluar el riesgo de reincidencia del agresor hace ahora 18 años, un tiempo en el que ha evolucionado tecnológicamente y en el que se ha demostrado como un instrumento eficaz, sostienen quienes lo aplican.

Es, en definitiva, "una herramienta predictiva que funciona en red", explica en una entrevista con EFE el teniente Lucas Barrientos, responsable de comunicación y encargado de las labores de formación en violencia de género de la comandancia de la Guardia Civil de Granada, donde opera, como en tantos otros puntos de España, un equipo VioGén. Este equipo lo integran agentes especializados en la materia que están en continuo proceso de formación para adaptarse a las nuevas formas de violencia de género, como la vicaria, la económica o la ejercida desde las redes sociales, cuyo uso para hostigar o acosar a las víctimas favorece el anonimato del agresor y dificulta la investigación.

La mayor carga de control, sobre el agresor

¿Y cómo funciona el sistema?: Una vez asignado el caso en función de la demarcación territorial -lo que determinará si la investigación corresponde a la Policía Nacional o a la Guardia Civil- se valora, en función de las circunstancias de cada caso, cuál es la situación de riesgo de la víctima para adoptar las medidas de protección necesarias.

En la valoración de cada caso se tiene en cuenta el binomio víctima-agresor, ya que puede haber una víctima con varios agresores o un agresor con varias víctimas a sus espaldas. Todo ello conlleva, además de la implicación de distintas administraciones, vigilancias esporádicas o permanentes en función del nivel de riesgo, en muchas ocasiones sin que ella lo sepa: "Para no victimizar aún más a la víctima y no aumentar su padecimiento, intentamos no obstante que la mayor carga de control o de vigilancia estrecha no recaiga sobre ella, sino sobre el agresor", apunta Barrientos.

El aumento de las denuncias por violencia machista en los últimos años ha permitido extender la protección y el control sobre un mayor número de víctimas, pero ni el sistema ni los recursos disponibles son infalibles, y a veces se produce un fatal desenlace: "Es una herramienta predictiva, pero al final, ¿quién puede predecir la conducta de un ser humano?", dice Barrientos, que considera esencial la implicación del entorno de la víctima, algo que no siempre ocurre.

"El entorno es muy variable. Hay algunos que rechazan plenamente la situación (de violencia) pero también hay otros que no es que sean favorecedores de la violencia, pero sí manifiestan cierta anuencia", señala.

El círculo de fortaleza

Precisamente, para reforzar la prevención, el sistema enseña a la víctima algunas medidas de autoprotección, como el denominado "círculo de fortaleza", que consiste en rodearse de un entorno de confianza que le aporte respaldo social o familiar para afrontar su situación con mayor entereza y apoyo. En todo esto, explica, la educación es clave, especialmente para permitir a las adolescentes identificar situaciones de violencia, porque, ya sea por inexperiencia o por el entorno que les rodea, no siempre son capaces de asociar un determinado comportamiento de su pareja a un episodio de violencia machista.

En cualquier caso, sí se está percibiendo un cambio en este aspecto: "Ya hay chicas muy jóvenes que denuncian", un paso adelante que antes no se daba, explica el teniente, por falta de recursos, de apoyo social o por un rechazo "cultural o histórico". Pero también hay mujeres que no quieren o no se atreven a denunciar. Son las víctimas 'resistentes'. Es en esos casos cuando se activa el 'protocolo cero', dado que es un delito perseguible de oficio. Eso ocurre a veces cuando una patrulla de Seguridad Ciudadana interviene por ejemplo en un episodio de violencia machista alertada por los vecinos.

"En esa primera actuación, la patrulla capta el máximo de información para que podamos luego hacer una valoración de riesgo", detalla Barrientos, quien afirma que la activación de ese 'protocolo cero' les ha permitido resolver en ocasiones "situaciones enquistadas de violencia de género" que llevaban años produciéndose. Una de las mayores satisfacciones de quienes trabajan con las víctimas es "recoger después el 'feedback' de ellas reconociendo que era el paso adecuado, porque a partir de ese momento han empezado a tomar el control de su vida".

En el último boletín publicado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, a fecha del pasado 31 de mayo, figuran un total de 851.092 casos registrados en el sistema VioGén en el conjunto de España. El pasado 30 de junio entró en vigor VioGén 2, una versión avanzada que introduce mejoras técnicas y funcionales para optimizar la gestión de los casos, mejorar la colaboración con otras instituciones y conectar bases de datos.