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Mascotas

Ni donar ni apadrinar: el gesto definitivo que salva la vida a los animales abandonados

El abandono de mascotas en España alcanza su peor cifra en cuatro años, con más de 292.000 animales recogidos. Un drama que desborda a las protectoras y pone a prueba la solidaridad ciudadana

Por qué hablamos con nuestras mascotas como si fueran personas, según la psicología Unsplash

Abrir las puertas de casa a un animal necesitado, aunque sea de forma temporal, se ha convertido en una de las herramientas más eficaces para aliviar el colapso que sufren las protectoras en España. Convertirse en casa de acogida no solo libera un espacio vital en un refugio sobresaturado, sino que además ofrece al animal un entorno familiar que facilita enormemente su socialización. Este proceso es fundamental para que su futura adaptación a un hogar definitivo sea un éxito, multiplicando así sus posibilidades de ser adoptado. Es, en esencia, un gesto que salva vidas de manera directa.

De hecho, para quienes no pueden dar ese paso, el tiempo sigue siendo un recurso de un valor incalculable. El voluntariado es otra pieza clave del engranaje solidario, y abarca un amplio abanico de tareas que van desde la limpieza de las instalaciones y el cuidado directo de los animales hasta labores de gestión y organización de eventos. Aunque a menudo se requiere una formación específica, supone un compromiso serio y necesario para el funcionamiento diario de estos centros.

Por otro lado, el apoyo material y económico constituye la base sobre la que se asienta toda esta labor. Las donaciones de productos de primera necesidad, como mantas, correas, medicamentos o pienso, son siempre bien recibidas. No obstante, las aportaciones económicas son el pilar que sostiene su actividad, ya sea a través de donativos puntuales —que suelen tener ventajas fiscales en la declaración de la renta—, haciéndose socio, apadrinando a un animal concreto o comprando productos solidarios.

Un récord desolador que desborda a las protectoras

En este sentido, toda esta movilización ciudadana responde a una realidad alarmante. Las cifras de 2024 han vuelto a encender todas las alarmas en el sector, con más de 292.000 perros y gatos abandonados recogidos en todo el territorio nacional. Este dato supone el peor registro desde el año 2020 y evidencia un problema social de primera magnitud que no cesa de crecer.

Asimismo, este panorama deja a las asociaciones y refugios en una situación límite, con sus recursos desbordados y su capacidad operativa al máximo. Ante la falta de medios institucionales suficientes, estas organizaciones dependen casi en exclusiva de la solidaridad de los ciudadanos para poder continuar con su trabajo y ofrecer una segunda oportunidad a los miles de animales que esperan un hogar cada año.