Música
Ariel Rot, una lucha contra su propio cliché
Está en otra onda, alejado del rock «stoniano» en el que ya tiene una casilla vitalicia para la historia.
Está en otra onda, alejado del rock «stoniano» en el que ya tiene una casilla vitalicia para la historia. Ariel Rot busca otras frecuencias para emocionar, para dejar poso en la audiencia al otro lado de los márgenes de su propio cliché, el del delgado muchacho airado de Tequila. Desde hace un tiempo busca canciones que caminan solas con un piano en el escenario o una guitarra, nada más. En esa línea está la nueva colección de temas que acaba de publicar (interesados, véase «La huesuda», Warner), aunque la ocasión para verlo en un escenario próximamente no sea con esta nueva piel, sino con esas maneras de antaño que también nos gustan, junto a otros dos rockeros de pro. Rot, Loquillo y Leiva son «Uno de los nuestros», la gira promovida por Live Nation que los lleva acompañados de una gran banda, en conciertos «como ya se hacen pocos», según Rot. Después de Madrid (6 de junio), llegan Barcelona (28 de junio), Málaga (17 de julio) y Murcia (6 de septiembre). Loquillo describe la gira como «estar en el recreo con los amigos» y para Rot «será emocionante, porque armar algo así ahora es imposible». Una gran banda y tres repertorios para una «fiesta del rock & roll» (Leiva).
Nuevos himnos
Pero estábamos con Ariel Rot. «Creo que hay un perfil de mi repertorio que es el menos cliché, el que sólo conocen los verdaderos aficionados y que es el que más satisfacciones me está dando. Es de donde están saliendo mis nuevos himnos, y de esos márgenes no me he querido salir para ''La huesuda''», explica. «Entiendo que es difícil etiquetarme», admite. Blues, swing, rock & roll, jazz, y ritmos de orígenes no anglosajones enriquecen una mezcla musical sobre textos más bien contemplativos o íntimos (aunque los hay jueguetones) que incluso se atreven a hablar de la muerte. «Es que el rock se concibió como algo juvenil, y casi mantiene ese áura peterpanesca. Una reticencia a hablar de temas serios que en otras artes están presentes constantemente: «Yo le miré a los ojos a la muerte y he visto una mujer guapa, irresistible», dice Rot. Es la «huesuda» que da nombre al disco. «Creo que el rock ha perdido peso, es evidente. Desde los años 50 y hasta la mitad de los 80 fue faro y foco, y su reinado ha sido longevo pero pienso que hay chicos ahora que se sienten identificados, aunque no creo que sea el lenguaje por excelencia de la juventud, sino más bien el hip-hop y sus derivados», asegura. El ex de Tequila se toma las cosas de otra manera. Prefiere los conciertos «que dejan poso varios días, que guardas de ellos algo dentro», los que son sentados, y, por favor, en silencio. «Imagínate lo que es tocar en una sala después de las once de la noche con un murmullo incesante», dice. Quedan lejos los años de «bailar rock en la plaza del pueblo». «Algo se ha pervertido en el concepto de concierto. Ha habido mucha gente que ha hecho fortunas a base de programar grupos en fiestas de ayuntamientos. Grupos por los que nadie pagaría ni 15 euros por ver, pero al ser gratis... La gente ha dejado de valorar lo que supone ir a un concierto».
Sin banda
Ahora es momento de lamentos, incluso para que un rockero con bagaje como Ariel Rot no pueda permitirse salir de gira con banda. «El problema no es cuánta gente metes en Madrid o Barcelona, sino en León o Burgos. Haz la cuenta de las entradas que puedes vender y lo que cuesta una gira. Imposible», explica. Todo tiene una causa: «El pop ha sido extremadamente generoso con unas cuantas personas que han ganado muchísimo dinero». Otros tratan de sobrevivir.
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