Tradición

Este es el restaurante asturiano donde comer las mejores "jornadas de la matanza"

Famoso por sus carnes a la parrilla, todas de vacas asturianas, celebran desde hace diez años esta cita gastronómica en peligro de extinción

Este es el restaurante asturiano donde comer las mejores "jornadas de la matanza"
Este es el restaurante asturiano donde comer las mejores "jornadas de la matanza"B.P.

La matanza o el San Martín, esta es una de las tradiciones milenarias que hasta hace poco más de treinta años casi se celebraba en cada casa rural de Asturias.

Pero los tiempos han ido cambiando, los pueblos van quedándose cada vez con menos población y resulta casi imposible poder comer carne de matanza propia en un restaurante.

Ahora, criar y matar un cerdo ha quedado relegado casi a algo residual, para románticos o para quienes siguen queriendo mantener las tradiciones aunque sea cada vez más difícil.

Mateo Prieto, durante el despiece de la matanza.
Mateo Prieto, durante el despiece de la matanza. Bea Prieto.

Pero para los amantes del cerdo, para esos defensores del famoso refrán que dice "del cerdo hasta las andares" aún queda algún lugar donde poder comer y disfrutar de las jornadas de la matanza, con lomo fresco adobado o picadillo, entre otros manjares.

La matanza del cerdo siempre ha sido una fiesta en la zona rural asturiana. Casi todas las familias criaban en sus casas uno o dos animales, que se mataban en esta época y alimentaban a la familia durante todo el año.

Cena baile.
Cena baile.Bea Prieto.

La matanza se hacía durante cinco días; el primero se dedicaba a matar el animal, que se deja colgado y con la carne oreando; el segundo día se despieza el cerdo y se separan la carnes según la finalidad que se le de a cada una de ellas, también se pica y se adoba; el tercer día se hacían las morcillas y el cuarto, se vuelve a remover todo el amasado del picadillo y se corrige de condimentos en caso de que sea necesario y el quinto día, se embuten los chorizos cuya preparación requiere de más tiempo ya que la carne de este embutido necesita estar en adobo como mínimo dos días.

Una vez finalizado el proceso todos los embutidos se cuelgan para su curación. En El Zángano se cumplen todos los pasos de forma tradicional uno a uno.

Del cerdo se aprovecha todo, el jamón, las costillas, el lomo, se hacen chorizos, longanizas y morcillas con sus carne y su grasa, se sala la cabeza y los huesos, que se cuecen después y es típico comerlos en Carnaval o como acompañamiento del pote de berzas o caldo de rabizas.

Bea Prieto, en el amasado del picadillo.
Bea Prieto, en el amasado del picadillo. Bea Prieto.

Si tienes antojo de comer carne de matanza, aquí te recomendados un restaurante ubicado en el corazón de la Asturias más bonita y más rural para que vayas a disfrutarlo.

Se trata del restaurante El Zángano, en Boal, que además durante el próximo puente celebra las jornadas de la matanza, con un menú contundente y rico, que se acompaña de postres caseros: flan, requesón, arroz con leche o tarta de queso son algunas de sus especialidades. ¿Te vas a resistir?

Como se hizo toda la vida

Mateo Prieto, fundador del negocio junto a su mujer, Sara García, cría cada año cerdos en una de sus fincas, alimentándolos de forma natural, "como se hizo toda la vida", explica.

Los cerdos están sueltos en una finca donde van engordando y comiendo bellotas y cereales hasta alcanzar el peso adecuado para hacer la matanza, que se sigue haciendo de forma tradicional cada año.

En El Zángano, restaurante de referencia en Asturias por sus carnes a la parrilla de primera calidad, crían cada año sus cerdos propios, cuya carne se sirve en el restaurante. "Estos días estamos sirviendo la costilla a la parrilla, pero hicimos cientos y cientos de chorizos y morcillas con la intención, como cada año, de ir sirviéndolos a lo largo del año.

Chorizo caseros hechos en El Zángano.
Chorizo caseros hechos en El Zángano. B. P.

La gente lo aprecia mucho porque es el mismo sabor de los embutidos de casa de toda la vida. Comer picadillo casero o lomo encebollado era algo muy común antes, pero cada vez se hacen menos matanzas", explica Sara García.

Es la comida de casa puesta en el plato de un restaurante que, además, cuenta con una vistas privilegiadas sobre el pueblo de Boal. Mateo, Sara y sus hijos siguen manteniendo viva una tradición muy asturiana, con el objetivo de que todo aquel que pase por sus restaurante disfrute de la mejor cocina y se sienta como en casa.