Salud

Francisco Mojica: “Digamos que no es imposible que gane el premio Nobel”

La enorme eficacia, precisión y facilidad de Crispr es lo que lo hace también potencialmente peligroso

Microbiólogo, investigador y profesor de Fisiología, Genética y Microbiología de la Universidad de Alicante | Gonzalo Pérez
Microbiólogo, investigador y profesor de Fisiología, Genética y Microbiología de la Universidad de Alicante | Gonzalo Pérezlarazon

La enorme eficacia, precisión y facilidad de Crispr es lo que lo hace también potencialmente peligroso

-Explíquenos, para los que somos profanos en el campo de la Ciencia, ¿qué es eso del Crispr?

-Es una técnica de laboratorio que es el acrónimo de muchas palabras que se refieren a unas regiones en el ADN de bacterias que forman parte de un sistema de inmunidad adquirida que tienen éstas. Es decir, un sistema de defensa equivalente a nuestro sistema inmune que utilizan estas bacterias para recordar infecciones por virus que las infectan con mucha frecuencia, guardan esa memoria de esas infecciones dentro de estas regiones de su ADN que se llaman Crispr y, luego, lo usan para reconocer el agente infeccioso y destruirlo.

-¿Qué aplicaciones tiene esta técnica?

-Después de muchos años para descubrir que realmente Crispr eran sistemas de defensa de virus y, una vez que se pudo caracterizar más o menos bien cómo funcionaba, resulta que podría ser que algunos de sus componentes se pudieran transferir o introducir en células de cualquier tipo –de plantas o animales, incluso humanas– para hacer algo muy concreto: cortar ADN de forma precisa, es decir, decirle dónde tenía que ir ese sistema al cortar ADN. Eso es lo que hacen estas bacterias. Entonces las programamos dentro de células de cualquier tipo y ser vivo para que corte en un sitio concreto, por ejemplo, una región de ADN de un paciente que sufre una enfermedad determinada porque tiene un defecto en esa región del ADN. Y, si cortas justo ahí eso permite reparar, utilizando sistemas de la propia célula, el error y curar la enfermedad. Esa es la teoría de lo que se puede hacer con la edición genética, una de las muchas aplicaciones que tiene Crispr.

-¿Y se está empleando ya en Medicina?

-La edición de genes en células animales está permitiendo curar enfermedades en éstos pero, también, algo que resulta incluso más interesante, y es que amplía enormemente sobre la razón de esas enfermedades. Porque si tú cortas una región del ADN de un individuo y ves el efecto que tiene esa anulación de la función de esa región del genoma sabes para qué sirve. Gran parte de la razón de nuestra incapacidad para afrontar determinadas patologías genéticas es nuestro desconocimiento de cuál es el motivo, el defecto responsable. Con Crispr se está avanzando a una velocidad extraordinaria en ese conocimiento. Y con ello, en principio, puedes curar esas enfermedades en animales de laboratorio con una eficacia que varía muchísimo de unas patologías a otras y de unos animales a otros, pero falta el paso a los seres humanos, aunque se ha empezado y ya hay ensayos clínicos. Las herramientas Crispr están permitiendo conocer también cuales son las causas que hacen que una bacteria sea mala. Hace poco salió un estudio sobre toxoplasma en el que se descubre el motivo por el que causa enfermedades. Una vez identificado esto puedes desarrollar fármacos para tratar esa infección o evitarla. Lo mismo se ha hecho con cáncer: identificar dianas para usar esta técnica; localizas qué partes del genoma, cuando las anulas, hacen que el tumor no se desarrolle.

-De hecho, se dice de Crispr que está llamada a cambiar el mundo...

-Está cambiándole la vida a los investigadores según me dicen ¡porque yo no trabajo en la técnica Crispr! Ahora van muy rápido y casi cualquier laboratorio, que ni se había planteado abordar estas cuestiones, puede hacerlas porque es una técnica muy sencilla. Eso está cambiando la forma en que se hace investigación y Ciencia. Y, conforme avance, influirá más rápido en la sociedad.

-También se habla sobre los posibles riesgos de su empleo por gente sin escrúpulos o ética. ¿Le preocupa esto?

-Cuando ya se vio que esto era una herramienta para cortar ADN y editarlo inmediatamente, aunque no tengas una mente muy perversa, te vienen a la cabeza el sinfín de posibilidades: puedes modificar ADN para curar una enfermedad o para provocarla. O para hacer personajes que sean resistentes al dolor, crear supersoldados... Pero ¡se pueden hacer tantas cosas mal con instrumentos tan habituales como una piedra, un cuchillo o un crucifijo! Evidentemente, estamos hablando de otro nivel, pero son cuestiones que se pueden hacer y que están ligadas necesariamente a la enorme eficacia, precisión y facilidad de uso de estas herramientas. Lo que lo hace tan buenísimo Crispr para lo que se está usando es el mismo motivo que lo convierte en potencialmente peligroso. Lo que hay que hacer es legislarlo porque, si no hay una ley adecuada a las circunstancia, alguien se puede «escapar». Todavía pasan cosas raras, como el señor en China que realizó esa modificación de embriones y, con una legislación que lo meta en prisión, esto no habría pasado.

-Usted es el «padrino» de esta técnica. ¿Cómo se le «ocurrió»? Creo que su tierra tuvo algo que ver en ello.

-Estaba haciendo la tesis en la Universidad de Alicante sobre unos microorganismos equivalentes a las bacterias –las arqueas– que viven en las salinas de Santa Pola. Estaba estudiando otra cuestión que no tiene nada que ver con Crispr, porque no sabíamos nada de estas secuencias y, por casualidad, me encontré leyendo el ADN de esos microorganismos con estas secuencias repetidas a las que hacer referencia Crispr, estas regiones del genoma de esos microorgansmos que antes no sabíamos para qué servían. Simplemente me llamó mucho la atención y dije: «Vamos a ver para qué sirven». Esto fue el en 93, y en 2003 conseguimos descubrir en mi grupo de investigación lo que era: un sistema de defensa frente a virus. Eso fue lo que impulsó la investigación en este campo y de ahí se ha derivado el resto. Aunque no hemos participado en la técnica en sí misma sí en sentar las bases de lo que luego dio lugar a ella.

-Su nombre ha sonado como uno de los candidatos al Nobel en Química y Medicina. ¿Qué se siente?

-Eso dicen. Incredulidad, mucha sorpresa. Los comités correspondientes de cada premio Nobel contactan con expertos, les piden que nominen y ellos proponen a quienes consideran que merecen conseguir el premio ese año. Eso es confidencial pero, efectivamente, hay filtraciones o rumores y es cierto que hace ya unos años que se habla sobre esta posibilidad.

-¿Y cree que lo logrará algún día?

-Sinceramente, nunca lo he creído. Se está hablando de esto desde 2016 y al principio me daba risa. Luego llegó un momento en que lo oyes tanto que hasta te lo llegas a creer. Podría ser. Yo diría que lo más acertado en este caso es decir que no es imposible.