Vacunas
Luc Debruyne: «Ante una epidemia todo el mundo quiere la vacuna para ‘‘ayer’’»
«Trabajamos con los gobiernos en la búsqueda de una vacuna contra el ébola y nos pondremos a trabajar contra el zika»
Ocupa uno de los puestos de máxima responsabilidad en uno de los laboratorios líder a nivel global en materia de vacunas. ¿Cómo se consigue incluir la vacunación en las agendas de salud de los políticos?
-La vacunación es la mejor inversión en salud, porque hablamos de prevención. Uno lo observa en cómo los gobiernos invierten en ella porque saben que se reducen las hospitalizaciones en torno a una patología, porque existe una forma de prevenirla, resulta clave. Creo que ahora hay un movimiento más encaminado a la prevención. Cuando trabajaba en los Países Bajos pude observar, como ocurre en EE UU, que se hace una fuerte campaña de prevención desde los seguros privados en temas de vacunación.
-Las vacunas se consideran una medida de salud pública. ¿Cómo han conseguido esto?
-Porque es la mejor arma de salud pública tras la potabilización del agua, si uno piensa en los países desarrollados. Porque, si nos referimos a los que están en vías de desarrollo, tenemos que hablar de vacunación, no de vacunas. Son dos conceptos diferentes. Para contestar a tu pregunta uno necesita una postura política que decida invertir en prevención porque está convencido de que ello es coste-efectivo, porque previene enfermedades. También, en segundo plano, es necesario desarrollar una infraestructura adecuada en la que los médicos sepan porqué se vacuna de qué. Es necesario llevar a la sociedad el mensaje de la importancia de las vacunas y que, además, cada uno asuma la responsabilidad de su propia salud.
-¿Cuáles son sus proyectos actuales?
-En la actualidad, nos centramos en la nueva generación de vacunas contra el VIH, contra el streptococos... Trabajamos con los gobiernos en la búsqueda de una vacuna contra el ébola y nos pondremos a trabajar contra el zika. Cuando hay una epidemia todo el mundo quiere la vacuna para «ayer» y han de saber que no es fácil, que requiere tiempo de investigación y pruebas.
-Habla de trabajar conjuntamente con administraciones, instituciones... ¿Cómo se consigue?
-Tenemos que hacer un buen trabajo junto a los proveedores de salud y los gobiernos en el ámbito de la educación sobre cuáles son las implicaciones de lo que supone una vacuna. Sólo hay que mirar al número de compañías que que hay trabajando en vacunas. Hay muy pocos negocios en los que en los que se pueda afirmar que se tiene el 30 o el 40 por ciento del mercado, como ocurre en nuestro caso. Porque hay, había, cuatro jugadores, y ahora sólo hay dos grandes: Sanofi y GSK. Tenemos más de 40 vacunas en el mercado. Hay que educar mejor sobre cuánto cuesta fabricar una vacuna, más aún sobre lo que cuesta diseñarlas. Hay mucho esfuerzo y trabajo en ello.
-El precio también es una de las acusaciones que se hace contra la industria, ¿cuál es el debate?
-Creo que ahora hablamos más de producción y suministro que de precios. Este es un campo delicado, pero estoy seguro de que una vacuna es más barata de lo que ha costado ponerla en el mercado. Y no podemos abrir un debate sobre el precio que tiene en los países desarrollados, frente a los que están en vías. Es más, en estos últimos no sólo, por razones obvias el precio es barato; pero también hay que subrayar que nuestra labor no se queda sólo en la vacuna, sino que nos ocupamos de que llegue en buenas condiciones, de crear la infraestructura. Colaboramos con los gobiernos de estos países hasta que están preparados para hacer esto solos, sin ayuda externa.
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