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Cómo vencer el miedo a hablar en público

El miedo a hablar en público puede condicionar nuestra vida laboral y social. La preparación, la exposición gradual y, sobre todo, la buena actitud de superación lograrán calmar la ansiedad que puede producir.

Cómo vencer el miedo a hablar en público
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El miedo a hablar en público puede condicionar nuestra vida laboral y social. La preparación, la exposición gradual y, sobre todo, la buena actitud de superación lograrán calmar la ansiedad que puede producir.

Sentir miedo a hablar en público es algo muy común. Según un estudio realizado por la Universidad de Granada, se estima que un 80 por ciento aproximadamente de la población lo padece en mayor o menor grado. Se manifiesta con síntomas como temblor, sudoración de manos, aumento de la frecuencia cardiaca, molestias gastrointestinales, rubor, voz inestable e, incluso vértigo. Generalmente, aparece en las primeras exposiciones y se va superando este miedo. Sin embargo, en algunas personas se convierte en algo patológico.

En la actualidad existen cursos, seminarios, incluso libros de autoayuda que pueden echar una mano para pasar ese mal trago. Y hay que recurrir a ellos ya que la mayoría de los trabajos en algún momento requieren hablar en público. Además, el dominio de la expresión en público confiere una gran seguridad personal, incluso puede actuar como una verdadera psicoterapia que ayuda a superar complejos y limitaciones.

Cómo superarlo

En primer lugar, es importante ir exponiéndose poco a poco para vencer la timidez. Por ejemplo, contando anécdotas ante un grupo de compañeros de trabajo, o participando en pequeños encuentros literarios, talleres, etc. Cuando tengamos que enfrentarnos a un público más numeroso porque nuestro trabajo lo reclama, es importante prepararse concienzudamente y dejar lo menos posible para la improvisación. Escribirlo, hacer un resumen con los puntos principales para no olvidarlo y ensayarlo ante un espejo y posteriormente con alguien de confianza aumentará la seguridad.

Conviene además saber qué tipo de público asistirá a la presentación y cuáles son sus inquietudes. Así como tener preparadas algunas salidas por si surgen imprevistos. Las anécdotas, por ejemplo, son excelentes herramientas para atraer la atención y hablar con confianza. Antes de la presentación, es importante respirar hondo. Durante ella, hay que presentarse, moverse e intentar relajar la tensión de los hombros. La sonrisa aliviará la presión del ponente y del público. Una vez terminada, conviene premiarse y más adelante, evaluar para corregir posibles errores.

Claves para el éxito

• Cuidar el principio y el final: El primero atrae, capta la atención. El segundo convence, conmueve y mueve. Para comenzar puede hacerse una pequeña introducción explicando los puntos que se van a exponer. Para terminar, un pequeño resumen, a modo de conclusión, conseguirá que las personas que hayan acudido a la exposición retengan lo importante.

• Veracidad: Para ello hay que creer firmemente en lo que se está exponiendo. De lo contrario, el público puede notar que se está fingiendo y esta actitud, tanto en la vida como en el trabajo, se paga caro. Igualmente veraces tienen que ser los datos que se expongan. Estos tienen que estar contrastados y, a ser posible, avalados por algún organismo, institución o consultora.

• Naturalidad: Juan Antonio Vallejo-Nágera habla en su manual Aprende a hablar en público hoy, de la editorial Planeta, de la naturalidad como una regla de oro. Una actitud demasiado forzada, meditada y artificial genera desconfianza. Por lo tanto, ser uno mismo es imprescindible para convencer.

• Saber improvisar: Puede resultar imprescindible cuando sucede algún hecho ajeno a la conferencia, por ejemplo, el ordenador o el proyector no funcionan, un apagón de luces, o cualquier otra situación inoportuna que desvíe la atención. La improvisación es un rasgo de ingenio muy valorado en la sociedad actual pero el éxito radica en su preparación. Una broma, una anécdota o un comentario relacionado con el discurso que reconduzca la exposición y el clima pueden ser buenos recursos. Por ejemplo: “Siempre que doy una exposición pasa algo parecido...”. Es natural, veraz y capta la atención del público.