Salud
Aprender a decir NO
Damos por hecho que la gente sabe decir NO cuando quiere decir NO y SÍ cuando quiere decir SÍ, pero eso no es del todo cierto. Hay muchas personas que les cuesta decir NO porque hacerlo tiene que ver con afirmarse a uno mismo, saber lo que uno quiere y lo que no quiere, y eso tiene que ver con poner límites. El NO está relacionado con las emociones de miedo y enfado. Miedo a perder el contacto con el otro y enfado porque el otro no te tiene en cuenta. Aprender a manejar estas emociones es básico para saber manejar el NO.
Muchos de nosotros no sabemos decir NO porque en la etapa del desarrollo, en la que nos tuvieron que enseñar los limites (entre los 18 meses y 3 años), nuestros padres no lo supieron hacer correctamente, bien porque nos impusieron los límites o, por el contrario, no nos pusieron ninguno. En ambos casos, por exceso o por defecto, el resultado es que no aprendemos a manejar los límites y decir NO adecuadamente.
Cuando en nuestra infancia nos han puesto muchos limites nuestra mejor opción habrá sido adaptarnos y volvernos sumisos y complacientes, y una vez establecido este patrón lo llevamos a la vida adulta como parte de nuestra personalidad. A las personas que les ha pasado esto no saben o tienen miedo de poner límites porque de alguna forma creen que van a romper la relación con el otro, así que optan por acomodarse y aguantarse para mantener la relación.
En el caso de que no nos hayan puesto límites no sabremos manejar los límites y no entenderemos lo que quiere decir un NO. ¿Acaso no os ha pasado que habéis dicho un NO a alguien y ha seguido insistiendo e insistiendo porque parecía que no lo entendiera? Hay personas que por falta de limites no tienen en cuenta el NO de los demás y estas personas atentan contra la libertad del otro, instándole y faltándole al respeto hasta que se salgan con la suya.
En España existe la curiosa costumbre de que un NO puede ser un NO educado. Se sobreentiende que no podemos decir SÍ de entrada cuando nos ofrecen algo porque sería como “ceder” a la primera y, claro, eso no está “bien visto”. Por eso estamos acostumbrados a que nos insistan cuando decimos que NO. Por ejemplo, cuando te preguntan: “Quieres un poco más de comida...?” y dices “NO, gracias”, e insisten, entonces acabas diciendo que SÍ.
Aprender a decir NO implica:
1. Saber lo que quieres, pero, sobre todo, lo que NO quieres.
2. Aprender a decir un NO contundente o repetir el NO para que el otro deje de insistir.
3. Aprender a saber dónde estás tú y dónde quieres situar al otro frente a ti, a qué distancia, con qué tipo de involucración contigo, y cuánto contacto quieres con él/ella.
4. Aprender a manejar el miedo a la reacción del otro. Tú tienes derecho a decidir qué es lo mejor para ti, ya no eres un niño que se tiene que someter y complacer.
5. Decir NO significa poder decidir por ti mismo lo que es importante para ti.
Psicóloga, psicoterapeuta y escritora
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