Salud

Cargar «las pilas» para evitar sufrir el síndrome de estrés posvacacional al volver al trabajo

Casi siete de cada diez españoles experimentan alteraciones anímicas y físicas en la recuperación de la rutina. Ansiedad, tristeza, apatía, insomnio, migrañas... Si estos síntomas se extienden más de dos semanas, hay que consultar con un especialista

Cargar «las pilas» para evitar sufrir el síndrome de estrés posvacacional al volver al trabajo
Cargar «las pilas» para evitar sufrir el síndrome de estrés posvacacional al volver al trabajolarazon

Casi siete de cada diez españoles experimentan alteraciones anímicas y físicas en la recuperación de la rutina. Ansiedad, tristeza, apatía, insomnio, migrañas... Si estos síntomas se extienden más de dos semanas, hay que consultar con un especialista

Algunos ya estarán de vuelta, a otros les quedará poco tiempo, muchos ya se habrán incorporado... Pero al menos siete de cada diez seguro que ha sufrido o sufrirá el síndrome de estrés posvacacional al volver al trabajo. Por eso A TU SALUD quiere saber qué hay de leyenda y de cierto en una patología que la Medicina no recoge como tal, pero que muchos manifiestan a través de «migrañas, apatía, insomnio, tristeza, irritabilidad y ansiedad, entre otros síntomas, con una duración en el tiempo de entre dos días y dos semanas», apunta Ana Alcón Durán, psicóloga del Hospital General de Villalba, de M

¿Qué hay detrás de este síndrome? Los expertos apuntan que «el pensamiento dicotómico suele estar detrás de este problema, idealizando el periodo vacacional y demonizando la rutina. La vuelta de vacaciones es el gran lunes con mayúsculas, y parece que todo es más bonito los viernes. ¿Son todos los trabajos tan horribles? ¿Acaso sólo trabajo para poder irme de vacaciones? –explica Alcón y continúa–. Cabría preguntarse qué está pasando para que cueste tanto volver al trabajo. ¿Me gusta mi trabajo? ¿Estoy quemado? ¿Temo un posible despido o tengo unas condiciones laborales precarias?».

Por ello, Carlos Martínez, presidente de IMF Bussines School, aclara que «no todas las personas lo padecen y es importante no confundirlo con una desgana puntual. Además, no sólo hablamos de trabajadores, los desempleados también padecen estrés postvacacional sufriendo la falta de motivación o desgana al ver a sus amigos o familiares volver al trabajo». En este punto coincide con Alcón, que subraya que «no trabajar constituye un factor de riesgo para la salud bastante más significativo que terminar las vacaciones. Los estudios señalan que, en España, estar en situación de desempleo duplica las probabilidades de desarrollar un trastorno de ansiedad o depresión».

Desde la Sociedad Española para el estudios de la Ansiedad y el Estrés, Antonio Cano Vindel propone que «en cualquier caso si alguien en estos días de readaptación le cuesta conciliar el sueño o encuentra que tiene otros síntomas emocionales, la mejor solución no es recurrir a los somniferos o a los tranquilizantes. Resulta mejor aprender qué es el estrés, cuáles son los síntomas que puede producir y aprender a manejarlos». Por eso, como concluye Alcón, lo mejor es «normalizar, relativizar y también escuchar la propia experiencia emocional que pueden facilitar el proceso de adaptación al entorno laboral».

Los pequeños de la casa también son susceptibles de sufrir este problema. El fin de las vacacaciones, la vuelta a las rutinas y el comienzo del colegio también generar estados de ansiedad en los niños. Por eso, los expertos aconsejan un «regreso a la normalidad» de forma escalonada y progresiva; así, una vez que empiecen las clases, los horarios y las rutinas ya estén instauradas, no se asocie la «vuelta al cole» con un calendario más estricto.

Desde la Universidad Abierta de Cataluña, Antoni Badi, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación, apunta que «cada menor lo vive de una manera. Algunos viven septiembre con ganas y otros también, pero después de la primera semana caen en desánimo, y otros directamente odian que se acaben las vacaciones». En este sentido, resulta clave que los padres hablen con ellos sobre sus miedos y preocupaciones para evitar este trance.