Investigación científica
Lectura genética para definir la terapia más eficaz
La Plataforma de Oncología de Hospital Quirónsalud Torrevieja ofrece una opción en pacientes con tumores resistentes a la «quimio» al realizar una radiografía de los genes para clasificar la enfermedad
La Plataforma de Oncología de Hospital Quirónsalud Torrevieja ofrece una opción en pacientes con tumores resistentes a la «quimio» al realizar una radiografía de los genes para clasificar la enfermedad
La técnica de los microarrays, o análisis de la expresión de los genes, nos permite realizar una radiografía de los mismos para clasificar la enfermedad y definir el tratamiento más eficaz y menos tóxico. La Plataforma de Oncología de Hospital Quirónsalud Torrevieja ofrece una alternativa en pacientes con tumores resistentes a la quimioterapia y para los que se consideraba que ya no había opción de tratamiento.
El centro hospitalario alicantino, a través de la plataforma, estudia y analiza los genes de los tumores. Estos trabajos han abierto una ventana a la esperanza a muchos pacientes, gracias a nuevas opciones terapéuticas frente a las neoplasias resistentes al tratamiento convencional de la quimioterapia.
Como explica el doctor Antonio Brugarolas, director de la Plataforma de Oncología de Hospital Quirónsalud Torrevieja, «se ha comprobado que hay mutaciones específicas que pueden ser tratadas con fármacos específicos. Se les denomina en inglés ‘‘actionable mutations’’ porque dan pie a realizar acciones concretas con medicamentos sumamente activos. Se ha utilizado una técnica de secuenciación para valorar en una muestra tumoral todas las mutaciones tratables, que son actualmente unas 40 diferentes alteraciones genéticas, las ‘‘actionable mutations’’». Las técnicas de detección de los mutados forman parte del estudio habitual, y tiene gran repercusión en el tratamiento específico del cáncer. Además, se lleva a cabo en muchos servicios especializados.
La Plataforma de Oncología ha desarrollado una técnica complementaria respecto a la anterior, porque valora la expresión de los genes que influyen en la respuesta a la quimioterapia. «Se trata de un chip de ARN», concreta el doctor Brugarolas con el que «se valoran las más de dos centenares de enzimas que tienen relación con el transporte y los mecanismos de acción y reparación de los medicamentos del cáncer». El proceso da comienzo con una biopsia y termina con un informe completo de sensibilidad terapéutica, en el que interviene un equipo integrado multidisciplinar constituido por especialistas de imagen (radiólogos), médicos nucleares, cirujanos, patólogos, oncólogos y genetistas moleculares. Los resultados se valoran de forma personalizada en una o dos sesiones clínicas. Desde la toma de muestra hasta emitir el informe transcurren 1-3 semanas, la media son 14 días. «Dentro de unos años posiblemente será parte del enfoque diagnóstico inicial del cáncer, y las técnicas serán mucho más sencillas», apunta Brugarolas.
Cómo funciona
La técnica de los microarrays «nos permite averiguar a qué es resistente el tumor y a qué es sensible. Una información fundamental que define qué fármacos hay que utilizar. Pero, igualmente importante es identificar cuáles no debemos aplicar», detalla Brugarolas. En este sentido, cabe destacar que estos «detalles genéticos» hacen que no existan dos tumores iguales. Los microarrays nos permiten realizar una radiografía completa del tumor del paciente en estudio. Esta imagen nos ofrece todas las dianas terapéuticas posibles de la muestra tumoral para establecer las pautas de tratamiento más eficaz en cada tumor.
Este avance supone para el paciente un antes y un después en la lucha contra la enfermedad. La técnica de los microarrays identifica el mejor tratamiento paliativo. Ello permite una mejor calidad de vida para el paciente sin necesidad de utilizar otros tratamientos terapéuticos menos eficientes. Brugarolas concluye que «la selección de enfermos para conseguir el máximo efecto, evitando administrar fármacos inactivos o tóxicos aporta un criterio favorable que permite mejorar significativamente el resultado en términos de coste y beneficio, sobre todo si los resultados consiguen la curación del enfermo, que siempre ha constituido el objetivo final de la lucha contra el cáncer».
Medicina 2.0: las claves en un chip de ARN
El chip de ARN es el soporte en el que se imprimen los genes tumorales que leen, como explica Ramón González Manzano, responsable del Consejo Genético de la Plataforma de Oncología de Hospital Quirónsalud Torrevieja. «En estos chips podemos analizar los genes y saber qué genes se activan y cuáles están reprimidos en cada tumor estudiado. Esa prueba nos ayuda a identificar todas las potenciales dianas terapéuticas de la muestra tumoral para establecer las pautas de tratamiento más eficaz. El conocimiento de estas dianas terapéuticas, es decir, de los genes que potencialmente pueden interactuar con fármacos antitumorales, permite diseñar un tratamiento a medida basado en estos datos». También es posible identificar genes relacionados con la resistencia o sensibilidad a algunos agentes antineoplásicos, así como genes que facilitan el acceso de algunos fármacos a las células tumorales. La importancia de la técnica está clara: «En los últimos tiempos –dice el doctor Brugarolas– existe una gran inquietud entre la comunidad científica por las nuevas oportunidades de tratamiento que ofrecen los llamados medicamentos diana contra el cáncer, ya que, se dirigen a alteraciones moleculares específicas de cada tumor y esto hace posible el tratamiento según las características, de cada caso».
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