Jesús Fonseca
Sarrión rescata a Sacristán
Fue el filósofo español que mejor supo lidiar con el marxismo, desde una noción de ciencia. De los más anti-dogmáticos, también. Manuel Sacristán dio un giro a la filosofía de la ciencia y a la ciencia de la política, lo cual no es cualquier cosa. Ahora, José Sarrión, un humanista entregado a la política, licenciado por la Universidad de Salamanca y doctor en filosofía por la UNED y defensor de causas perdidas, rescata los escritos y el pulso entre lógica, ciencia y verdad de Sacristán, en un libro denso, pero que tiene apartes espléndidos, como el que se refiere a su pensamiento ecológico o ciertos materiales inéditos del gran filósofo. Sarrión recupera, también, los más hondos diálogos de Sacristán, con los primeros nombres de la filosofía del siglo XX. No es la primera vez que JoséSarrión, una de las inteligencias más sagaces de Castilla y León, da voz al que parecería ser uno de sus maestros más preciados. Lo hizo hace tres años, cuando sacó a la luz una obra necesaria: la bibliografía de Sacristán. Y, en 2012, con Lógica y verdad. José Sarrión, como no podría ser de otra manera en un hombre inequívocamente de izquierdas como él, profundiza en estas páginas, de forma clara y muy didáctica —algo que caracteriza a todas sus obras—, en el diálogo de Sacristán con autores capitales del imaginario comunista, como Engels, Gramsci, el muy rojo Althuser y otros. El filosofar de Lenin le «pone» a Sarrión tanto como a Sacristán. Hay en La noción de ciencia en Manuel Sacristán, que es como titula Sarrión su libro, un texto inédito sobre la función de la ciencia en la sociedad contemporánea, en el que vale la pena reparar. El filósofo madrileño no entra en la discusión acerca de si el ser humano del presente es moralmente más perverso que el del pasado. Pero sí llega a esta interesante conclusión: «los particulares desastres del siglo XX —quiero decir, desastres causados directamente por los seres humanos—, la particularidad de su dimensión sin precedentes respecto a los de otras épocas, con independencia de que puedan deberse a variaciones en la moralidad pública, de lo que no hay ninguna duda es de que se deben no tanto a más maldad, sino a más ciencia». Llama la atención el fervor del Coordinador General de Izquierda Unida en Castilla y León por el marxismo abierto y crítico que propone Sacristán, con cuyo sentir ético-político se identifica. Ambos filósofos —maestro y discípulo—, no dan puntada sin hilo hasta alcanzar los últimos objetivos: la alianza entre ciencia y movimiento obrero. Dedica estas páginas José Sarrión a quien mejor podía hacerlo: a su madre. Una mujer de belleza serena que lleva, como él, la alegría de vivir en la mirada y sólo sabe —como su hijo—, hacer el bien a manos llenas.
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