Vladímir Putin
Oligarquía y demagogia
“Lo inevitable se alimenta de la idea de que no hay alternativas. Cuando la política de lo inevitable se transforma en la política de lo eterno, la democracia se transforma en oligarquía”. Esta tesis es uno de los ejes sobre los que el prestigiosos historiador de Yale, Timothy Snyder, construye su obra “The road to unfreedom”, un ensayo algo más que interesante en torno a la consolidación del poder oligárquico en Rusia, su fundamentación ultranacionalista, su implicación en el conflicto militar de Ucrania y en los conflictos políticos europeos y, finalmente, su contrastada influencia en la campaña norteamericana de 2016 y en la victoria de Donald Trump.
Ivan Ilyin, filósofo fascista ruso rescatado por los oligarcas rusos y Putin para reconstruir la ficción de que un Occidente corruptor vuelve de manera eterna y recurrente, antes en forma de nazismo y vestido de caballero teutón, a hostigar al noble y cristiano pueblo ruso, es una de sus referencias, según describe Snyder. La política exterior euroasianista, proyectada en organizaciones, documentos y think tanks durante la última década y materializada en conflictos como los de Ucrania, y que concibe un espacio geopolítico bajo el liderazgo ruso para estabilizar a los países y pueblos englobados en él y alejarlos de las perversiones occidentales, es decir, liberales. Y la revisión del pasado comunista como un periodo de resistencia al Occidente, democrático y fascista a la vez, y siempre corruptor.
Una ficción, bien elaborada y simplista, transmitida al pueblo a través de los medios públicos y que ha cuajado en determinados sectores de la población. Y que, según el historiador documenta, se ha trasladado al espacio europeo a través de partidos ultranacionalistas, neonazis y populistas, también independentistas y pro Brexit, con la intención de frenar el acoso hacia Rusia y pasar a la acción, mediante la construcción de ficciones paralelas tales como: la democracia occidental es débil y opresora; Europa se hunde por culpa de dirigentes lascivos que han abandonado los valores y las raíces de sus pueblos; la crisis es consecuencia de esta acción devoradora del capital y los burócratas; ha llegado el momento de salir a la calle contra la ley y los enemigos de los pueblos.
A partir de 2015, dice Snyder, se inicia una estrategia para llevar a Donald Trump a la Casa Blanca, previo deterioro de la democracia americana y aprovechando la coyuntura postcrisis en Estados Unidos: “Las políticas de la eternidad, de un pasado glorioso y mejor, han calado con mayor facilidad en las localidades donde el sueño americano ha fracasado en los últimos años y se hacía necesario volver al pasado donde América era grande”, explica el autor. La ficción, además, ha generado otra ficción reactiva para combatirla. Aquella que achaca todos los males a una conspiración internacional, liderada por Rusia u otras potencias. Lo cual se desentiende de la debilidad política de los partidos y líderes tradicionales.
Frente a las ficciones, las realidades. La democracia no es necesariamente enemiga natural de la oligarquía. Es un sistema diferente. La degeneración democrática viene provocada desde Atenas por la demagogia. La oligarquía necesita la acción previa de los demagogos para debilitar el sistema si es que éste fuera su propósito. La postverdad y las fake news representan la demagogia en nuestros días. El pluralismo, las instituciones libres y la prensa son el antídoto.
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