Asamblea de Madrid
El silencio (cómplice) de los corderos
La Comisión de Investigación de Madrid se creó en julio de 2015 e inició sus comparecencias en octubre de ese año. Desde entonces, el Grupo Popular ha colaborado en los trabajos que se desarrollaban y ha intentado que fueran rigurosos y acordes con nuestro ordenamiento jurídico. No nos hemos opuesto a abordar asunto alguno, comparecencia o petición de información y hemos velado por el respeto a los comparecientes y sus derechos. Esta labor, de la que estamos muy satisfechos, se ha descrito por el Tripartito de Oposición ante los medios de comunicación afirmando que “el Grupo Popular pone palos en la rueda de la Comisión e intenta acabar con ella”. ¡Es triste que Ciudadanos, Podemos y PSOE tengan este concepto del cumplimiento de la legalidad, el rigor y la dignidad!
Mientras esto sucedía, el Gobierno de Cristina Cifuentes ha facilitado toda la documentación que se le ha requerido por la Comisión o los diputados de la Asamblea: miles de folios y archivos informáticos. Los únicos documentos que no han podido ser entregados son aquellos que, encontrándose incorporados a sumarios, no cuentan a día de hoy con autorización judicial para su difusión. Esta colaboración permanente del Gobierno se ha descrito por los grupos de la oposición ante la opinión pública como: “el Gobierno de Madrid oculta documentos esenciales para la Comisión de Investigación”. Este es el respeto de PSOE, Podemos y Ciudadanos a las directrices emanadas del Consejo General del Poder Judicial sobre remisión de información judicial a sede parlamentaria.
Para el Grupo Popular, y me consta que también para el Gobierno, ha sido frustrante que nuestra colaboración y nuestros intentos de racionalizar estos trabajos se hayan falseado ante los ciudadanos y utilizado como arma arrojadiza por parte de un Tripartito de Oposición que se ha convertido, por méritos propios, en Tripartito de Inquisición.
Pese a ello, hemos aguantado estoicamente durante dos años y medio el penoso funcionamiento de esta Comisión, pero ha llegado un momento en el que las permanentes faltas de respeto y la desfachatez de Ciudadanos, Podemos y PSOE intentando prolongarla durante toda la legislatura, en evidente fraude de ley, nos ha obliga a proclamar que nosotros no podemos seguir participando de este circo mediático que denigra a la Asamblea de Madrid, la inteligencia y el sentido común.
Como decía, el Tripartito de oposición quiere extender la duración de la Comisión hasta diciembre de 2018, pero sabiendo que tras la finalización de sus trabajos deberá debatirse su dictamen en un pleno que se celebrará a partir de febrero de 2019. Por tanto, lo que pretenden es que la Comisión se alargue durante toda la legislatura, algo que está expresamente prohibido por el Reglamento de la Asamblea de Madrid. Para que nos hagamos una idea, la Comisión de Investigación sobre los ERE, el mayor asunto de corrupción de la historia de España, empezó en septiembre de 2015 y finalizó en marzo de 2017, solamente duró un año y medio.
Pero lo más lamentable de este empeño del Tripartito es que pretenden que perdure una Comisión en la que se producen continuas faltas de respeto a la institución parlamentaria, al Grupo Popular y a los comparecientes. En esta materia no debemos negar a Podemos el mérito de haberse convertido en el adalid de los insultos o en el de ser los campeones en la ruptura del principio de presunción de inocencia. Tampoco debemos escatimar al partido podemita su acreditada cobardía, escudándose en la inmunidad para verter acusaciones que fuera de la sede parlamentaria podrían ser perseguidas como delito de injurias o calumnias. No negando este protagonismo a Podemos, si hay que decir, con pena y decepción, que la Presidenta de la Comisión y los otros grupos no han estado a la altura de la circunstancias y que, en vez de evitar y condenar estas barbaridades, como ha hecho el Grupo Popular, han permanecido callados, practicando el patético silencio de los corderos. Esta actitud de unos y otros es muy grave porque el respeto es esencial en la democracia y lo único que se ha conseguido es que una Comisión de Investigación se haya transformado en una causa general para la inquisición y el linchamiento político.
Después de leer todo esto, pensará el lector que no puede haber fallado en más cosas la Comisión de Investigación que Ciudadanos pregonó, a bombo y platillo, como buque insignia de la regeneración democrática. Pues sí, lamentablemente ha fallado en lo fundamental: después de todos estos insultos, acosos a comparecientes, mentiras, torpezas, extensión ilícita de su duración, etc., la Comisión no ha conseguido averiguar nada, absolutamente nada. Cero descubrimientos y cero novedades es el resultado del derroche de miles de fotocopias y archivos informáticos, del trabajo durante muchísimas horas de diputados, del personal de la Asamblea de Madrid y de la búsqueda por los funcionarios del Gobierno Regional de innumerables documentos. Es tristísimo, pero lo cierto es que la Comisión de Investigación no ha conseguido poner de manifiesto aspecto alguno que no hubiera sido previamente difundido por los medios de comunicación, por las investigaciones policiales o que se contenga en los sumarios judiciales.
El Grupo Parlamentario Popular no puede, por dignidad y coherencia, seguir participando en este despropósito en el que el Tripartito ha convertido algo muy serio: una comisión de investigación parlamentaria. Los grupos de la oposición continuarán con su Comisión de Inquisición, saltándose el Reglamento de la Asamblea, actuando sin procedimiento alguno, acosando a los comparecientes, insultando a nuestro grupo parlamentario, gastando los recursos públicos sin obtener resultado alguno y celebrando sus “Autillos de Fe” de los viernes. Si, lo harán porque no saben hacer otra cosa, pero lo harán sin el Grupo Parlamentario Popular.
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