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Presupuestos para crecer

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El momento álgido del año político siempre llega con la confección de los presupuestos, esas cuentas que permiten aplicar de manera práctica proyectos que benefician a los ciudadanos. El proyecto de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2018 que ha presentado el Gobierno que preside Mariano Rajoy supone, sin discusión, una mejora respecto a los del año anterior y deberían salir adelante si la responsabilidad primara entre los grupos parlamentarios de la oposición.

A escala estatal es complicado de entender que Podemos, los nacionalistas y los socialistas estén dando la espalda a los grandes avances que recogen los PGE en diferentes materias, la mayoría de ellas de índole social, poniendo así en dificultad la llegada de incentivos para los españoles que han tirado del carro durante la crisis y que ahora merecen empezar a ver reconocido ese esfuerzo.

Es extraño escuchar a los socialistas criticar unas cuentas que destinan 7 de cada 10 euros a políticas sociales. ¿No debería ser éste el principal reto al que se enfrentan los gobernantes cuando elaboran los presupuestos? El Gobierno ha cumplido con ese perfil de primar la mejora de la calidad de vida de los españoles y, por desgracia, hasta la fecha no ha encontrado el eco esperado entre, fundamentalmente, el PSOE.

La subida de las pensiones, del salario mínimo interprofesional, la mayor apuesta por las becas o el cheque para la guardería no parecen motivos suficientes, en opinión de Pedro Sánchez y los barones socialistas, como para apoyar los Presupuestos. Ni siquiera aumentar los días de permiso de paternidad o la mejora salarial de los funcionarios, los polícias y los guardias civiles les parece algo destacable.

Los españoles deben saber que estas cuentas contemplan además una bajada de impuestos, algo que la izquierda siempre exhibe en el discurso pero que jamás refleja en sus cuentas cuando gobierna. Solo queda pues pensar que el “no es no” que abanderó Pedro Sánchez sigue presente en su hoja de ruta y que los nacionalistas se escudan en la situación de bloqueo en Cataluña para erosionar la prosperidad del conjunto del país.

Esa actitud censurable, al esconder un mezquino interés de desgastar al Gobierno sustentado por el PP aún a costa del interés general, se repite allá donde los socialistas y los nacionalistas practican el mestizaje político con el apoyo de Podemos para gobernar. Es el caso de la Comunidad Valenciana donde el secretario general del PSPV, Ximo Puig, la líder de Compromís, Mónica Oltra, y el portavoz autonómico de Podemos, Antonio Estañ, desprecian estos Presupuestos.

Los valencianos necesitan conocer que esta oposición a las cuentas estatales supondría un perjuicio grande para ellos. Los PGE de 2018 contemplan infraestructuras básicas como el Corredor Mediterráneo, la V-21, o el eje Valencia-Teruel-Zaragoza. De no salir adelante se renunciaría a aumentar un 23% las inversiones estatales en la autonomía respecto a 2017.

No es de extrañar que un Gobierno como el valenciano, que no ejecuta su presupuesto y se dedica a crear chiringuitos en vez de atender los problemas de los valencianos, se oponga a unas cuentas como las presentadas por el Gobierno de España que sí persiguen dar un empujón más hacia la salinidad de la crisis económica y la búsqueda de oportunidades.