Oftalmología
¿Sabes qué es la blefaritis? “Échale un ojo” a esta noticia
Aunque para muchos se tratará de una auténtica desconocida, en realidad la blefaritis es la enfermedad ocular más frecuente después del ojo seco, pues afecta al 30% de la población. Significa inflamación del párpado, y su origen más habitual es debido a un mal funcionamiento de las glándulas lagrimales, que son las encargadas de producir la lágrima y se encuentran en el borde del párpado.
“Las glándulas de Meibomio producen la parte grasa de la lágrima que ayuda a lubricar la superficie del ojo y previene su evaporación. Y en la blefaritis estas glándulas suelen obstruirse, por lo que sus secreciones quedan estancadas irritando la superficie ocular”, explica la Dra. Yolanda Iribarne, oftalmóloga del Hospital Quirónsalud Barcelona. Por ello, el borde de los párpados se enrojece y se produce una secreción que se acumula en la base de las pestañas creando a menudo unas costras alrededor de ellas.
El depósito de estos materiales favorece el crecimiento de bacterias, que digieren estos ácidos grasos y segregan sustancias que irritan aún más el ojo, por lo que “se produce un círculo vicioso que si no se detiene se produce un empeoramiento progresivo”, apunta esta experta. Otros factores que influyen en su aparición son:
• Abuso de lentes de contacto
• Cambios hormonales (adolescencia, embarazo, tratamientos anticonceptivos, menopausia)
• Envejecimiento
• Tratamientos para enfermedades de la piel
• Quimioterapia
Síntomas y diagnóstico
Según explica la Dra. Iribarne, “en numerosas ocasiones no da ningún tipo de síntoma, pero en otras provoca irritación ocular, sobre todo en el borde de los párpados con formación de costras en pestañas”. El paciente refiere los síntomas del ojo seco (sensación de ardor y picor ocular, tener un cuerpo extraño dentro del ojo, lagrimeo) limitando su calidad de vida. En casos más avanzados puede provocar orzuelos, pérdida de pestañas e incluso úlceras corneales, ocasionando pérdida de visión.
En cuanto al diagnóstico, es clínico y no se debe realizar ningún análisis ni biopsia. “Es suficiente con una exploración por el oftalmólogo con lámpara de hendidura (biomicroscopio) para poder detectarlo”, apunta la especialista de Quirónsalud Barcelona.
En general es bastante insatisfactorio, pues no curamos la enfermedad, sólo la controlamos y disminuimos las molestias. Por ello es habitual que al abandonar el tratamiento, los síntomas aparezcan de nuevo. Para ello es fundamental realizar:
1- Higiene ocular cuidadosa y regular: ayuda a eliminar el exceso de bacterias y de grasa en los bordes de los párpados y, con ello, disminuye la probabilidad de sufrir esta afección. Por tanto, es importante tener una higiene diaria de los párpados (igual que nos lavamos los dientes para prevenir la caries). Para ello podemos:
a. Aplicar calor sobre los párpados con compresas calientes, con los ojos cerrados durante 5 minutos. Así conseguimos dilatar los orificios de salida de las glándulas para facilitar su drenaje.
b. Masajear los párpados, realizando movimientos verticales en dirección a las pestañas. De esta manera, se facilita la salida de bacterias y de grasa.
c. Limpiar el borde de los párpados: existen productos especializados en esta limpieza, pero también se puede usar jabón infantil diluido en agua al 50%, impregnar con ello una gasa estéril y limpiar las impurezas.
2- Prevenir la sequedad ocular: es uno de los síntomas fundamentales en pacientes con blefaritis, siendo muy molesto. Para intentar disminuir estas molestias, podemos recurrir a lágrimas artificiales sin conservantes y medidas ambientales. Para ello debemos:
a. Evitar la calefacción y el aire acondicionado, pues resecan el ambiente.
b. Utilizar humidificadores
c. Proteger los ojos con gafas que incorporen filtros solares adecuados
3- Tener buenos hábitos oculares: evitar frotarse los ojos, pues es un gesto habitual de reacción al picor, al cansancio ocular o a la sensación de cuerpo extraño tan frecuente en la blefaritis y sequedad ocular. Si se realiza de forma frecuente puede debilitar la córnea y provocar un queratocono, provocando pérdida de visión. Cuando se abusa de la visión durante horas (trabajando con el ordenador, leyendo, con el móvil...) es bueno realizar descansos visuales cada 20 minutos ya que el parpadeo disminuye hasta un 30% por lo que la lágrima se evapora más rápido y el ojo se reseca más fácilmente.
4- Suplementos alimenticios: el consumo de ácidos grasos Omega3 ayuda a mejorar la calidad de la lágrima y tiene un efecto antiinflamatorio, lo que puede ser muy beneficioso teniendo en cuenta que la mayoría de pacientes con ojo seco presentan inflamación de la superficie ocular.
5- Tratamiento farmacológico: el uso de anti-inflamatorios y antibióticos en gotas o por vía oral puede mejorar el cuadro inflamatorio pero debe realizarse siempre bajo prescripción de un oftalmólogo, pues el uso indiscriminado de ellos puede provocar complicaciones serias: glaucoma, cataratas, sobreinfecciones...
Además, señala la Dra. Iribarne, cuando el paciente presenta un brote agudo de la blefaritis, debe acudir a un oftalmólogo para que le prescriba el tratamiento adecuado. Pero también se aconseja realizar revisiones periódicas cada 3-6 meses, para llevar a cabo un seguimiento de la enfermedad.
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