Discapacitados
Hábitos turísticos: No llueve a gusto de todos
El nivel de accesibilidad de las infraestructuras turísticas en España ha evolucionado en positivo en los últimos años. Si hace un par de décadas era bastante difícil encontrar lugares cómodos para todos, hoy día las personas con movilidad reducida pueden llegar a rincones inimaginables sin apenas ayuda. Igual que nunca llueve a gusto de todos, en los aspectos de accesibilidad también hay muchas divergencias. Lo que para unos es cómodo, para otros puede suponer una barrera suficiente para no salir de casa.
La necesaria legislación obligando a hacer los sitios accesibles, ayuda bastante aunque algunas veces es tan farragosa que los dueños de establecimientos desisten de adecuar sus infraestructuras.
Por ejemplo. En Galicia, como en muchos otros lugares, para conseguir la licencia de turismo rural el establecimiento debe ser accesible a las personas con movilidad reducida y contar con, al menos, una habitación adaptada y preparada. Esto provoca que las casas rurales de aldeas que por su distribución, ubicación o antigüedad es imposible que puedan cumplir con las medidas marcadas en la norma, estén al margen de los circuitos legales y se alquilen como casas privadas. No digo yo que se busquen fórmulas para saltarse la legalidad; pero una vivienda puede ser un buen sitio para alojarse con unos pasillos más justos o con un baño que no se parezca a una plaza de toros.
Sin embargo hay otros lugares que sí han conseguido todas las licencias necesarias y tienen unas rampas para entrar o salir que más bien parecen lanzaderas hacia el infinito. Una ciudad que me llama la atención es Granada, donde para conseguir la licencia de apertura de cualquier negocio de hostelería es imprescindible que el local, bar o restaurante, sea accesible a personas con movilidad reducida. No sé muy bien qué técnico o qué equipo acaba valorando este aspecto para conceder o no la licencia, pero algunos bares de la capital de La Alhambra con el cartel de lleno los fines de semana tienen accesos imposibles, con escalones traicioneros o rampas que acaban o empiezan en parte. Si consiguieron el permiso para abrir es porque cumplían la “legalidad”.
Para descubrir deficiencias y así dar pautas para mejorar la calidad de las instalaciones para todos, la consultora Ilunion, por encargo de la ONCE, está realizando un exhaustivo estudio sobre hábitos turísticos en España con el objetivo de conocer las preferencias, valoraciones, satisfacción y barreras de accesibilidad de los turistas en sus viajes.
La encuesta, que se puede hacer de forma anónima en este enlace, pregunta acerca de frecuencia de viaje, destinos preferidos en España, modos de transporte utilizados ... y pide la valoración y satisfacción con la adaptación de instalaciones, recursos y servicios turísticos con respecto a las necesidades de los viajeros.
Según señalan en la web del cuestionario, la encuesta está abierta a CUALQUIER TURISTA, sea o no una persona con discapacidad, que quiera participar en este estudio y desee aportar su experiencia como viajero.
Este tipo de cuestionarios, que ahora proliferan mucho por la web, pueden ser un buen sistema para conocer los hábitos, las necesidades o las deficiencias, pero a mí me parece más práctico visitar in situ los lugares, probar la accesibilidad y relatarla como en pelig.es
ruedaspelig.rosas@pelig.es
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