Discapacitados

Mi perro me ayuda (II): otros animales

Las mascotas son muy beneficiosas para los niños con discapacidad
Las mascotas son muy beneficiosas para los niños con discapacidadlarazon

Las terapias con animales no se circunscriben a los perros. Hoy día existen más animales que realizan funciones de terapeuta con diferentes colectivos.

La delfinoterapia, terapia con delfines, se inició en Estados Unidos en 1978 con niños con discapacidad. Está especialmente indicada para pacientes con síndrome de Down, parálisis cerebral, problemas psicomotores, epilepsia, niños con autismo o personas con enfermedades terminales. Los sonidos que emiten los delfines penetran en nuestro sistema y llegan hasta las conexiones neuronales, generando un cambio positivo en ellas que potencia especialmente la estimulación auditiva, activa el funcionamiento de ambos hemisferios cerebrales, reduce el dolor de enfermedades crónicas y fortalece el sistema inmunológico.

La equinoterapia es la terapia asistida con caballos utilizada sobre todo en personas con trastornos de movimiento generalmente afectados por parálisis cerebral, accidentes vasculares como el ictus, esclerosis, fuertes traumatismos cerebrales y también con niños con autismo o con síndrome de Down. Este tipo de terapia surgió tras la II Guerra Mundial en Europa tras comprobarse grandes éxitos en pacientes afectados por dos fuertes epidemias de poliomelitis que azotaron el continente.

El calor que desprende el caballo, cuyo cuerpo suele estar a 38º, actúa de relajante de los músculos y de los ligamentos que están en contacto con el cuerpo del equino. Otras ventajas comprobadas de esta terapia son la estimulación de la motricidad, fortalecimiento del tono muscular y mejora del equilibrio gracias a la transmisión de impulsos del equino al cinturón pélvico y a la columna vertebral. Las vibraciones de las galopadas también modifican las conexiones neuromusculares

La interiorización de los patrones de marcha en la corteza cerebral es otro de los beneficios de trabajar con caballos, pues ayuda a caminar más seguros y superar problemas de movilidad.

Un tipo de terapia que favorece la socialización de los niños, especialmente los que tienen algún tipo de discapacidad, es la terapia con animales de granja, ya que se suele hacer en grupo. Estas terapias van unidas a una convivencia las 24 horas del día al desarrollarse en estancias de varios días en una granja donde hay diferentes animales como gallinas, conejos, ovejas, ciervos, patos, o pájaros entre otros.

Tanto en Europa como en EE UU los mejores resultados de este tipo de terapias se consiguen en niños diagnosticados con algún tipo de autismo. En este tipo de casos, los perros no constituyen una terapia en sí, sino que son un instrumento del tratamiento, un vehículo de unión entre el terapeuta, el familiar y el niño.

Esta terapia consigue estimular en el niño la comunicación porque para él es más fácil reconocer las señales que emite el animal que las que emiten las personas. La posición y orientación de las orejas, el movimiento del rabo, la dilatación de sus pupilas, el erizado del pelo... son señales que el niño con autismo detecta enseguida con facilidad.

Además el animal le permite estar más seguro, reduce los constantes episodios de ansiedad que sufren estos niños y favorece un proceso de integración sensorial contribuyendo a la aparición de respuestas adaptativas y aumento de la autoestima y competencia social.

Los expertos coinciden en que la empatía del pequeño con su mascota incrementa aspectos como la atención, la concentración, el contacto visual y refleja una importante mejora en los patrones de sueño. Muchos padres se han sorprendido con una espectacular modificación de conducta de su hijo con autismo tras estar un breve periodo de tiempo con un animal. Los niños disminuyen su habitual ansiedad, llegan a tener conductas espontáneas como coger la correa, acariciar al perro, jugar con la mascota..., pasearlo por la calle e incluso interaccionar con él y pedirle comportamientos como que le traiga una pelota, que corra detrás de él, que se bañe o que coma la comida que le da.

Aunque la terapia con animales es aún la gran desconocida, lo cierto es que, comenzando por los griegos, estas tácticas se han utilizado a lo largo de la historia. Pero esto, ya será objeto del siguiente post.

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