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La Torre Eiffel, todo un símbolo de Francia
La Torre Eiffel quebrantó todas las reglas conocidas de ingeniería y estética, en una época, en la que la osadía de una construcción alejada de la tradición de sólidas edificaciones de piedra despertó sentimientos de atracción-repulsión en la sociedad parisina. Hoy en día es símbolo de Francia, icono de amor, inspiración de pintores, poetas y músicos, meta de sueños de todos los rincones del mundo; visitar París, contemplarla desde lo alto de la Torre Eiffel, forma parte de esa lista invisible de "cosas que hacer"
Construida en dos años, dos meses y cinco días por el ingeniero francés Alexandre Gustave Eiffel para la exposición Universal de 1889, su diseño desató muchas controversias. Eiffel fue acusado de tratar de crear un elemento artístico sin tener en cuenta los principios de la ingeniería, la fuerza del viento y la altura de la torre desafiaban la lógica. El "monstruo de hierro"como lo llamaron muchos artistas, oscila hasta unos 9 centímetros por efecto del viento.
El principal logro estético de Eiffel y de sus colaboradores fue tener el atrevimiento de convertir a la estructura del edificio en protagonista absoluta de la construcción, en una suerte de exoesqueleto que trasladaba el lenguaje de las obras de ingeniería a una edificación insólita, que con una mínima ornamentación y aún pareciendo inacabada, se ha convertido en el monumento más visitado del mundo.
Descubrir su estructura de tres plantas, restaurantes, vistas panorámicas... es pérdida de tiempo ya que hay millones de artículos de un monumento que, si es especial no es por su estructura rompedora, ni por los millones de visitantes, ni siquiera por su desafío continuo al viento, su alma es la que impacta en nuestro recuerdos y sueños, es el alma de Gustave Eiffel.
Su pasión y proyecto - el cuál tuvo que financiar en parte -, la funcionalidad que quiso otorgarle a través de la ciencia, llegando a convertirse en mecenas de científicos e investigadores, denotan la dedicación de Eiffel en torno a la torre. Se percibe como esta obra, que él preveía de un año de construcción, se convirtió en su vida durante los dos años, dos meses y cinco días que necesitó para finalizar la edificación.
El 31 de marzo de 1889, se inauguró, aún cuando los ascensores no estaban en funcionamiento, Eiffel subió al primer piso con las autoridades asistentes por las escaleras, más de una hora tardaron...
...peldaño a peldaño, con brio, fuerza y pasión, la misma con la que impregnó que cada centímetro de acero de esta torre. Lo espectacular e impactante de esta torre no es su altura, ni su estructura, sino la armonía y el equilibrio con la que el hierro se enfrenta diariamente a la fuerza del viento. La torre es símbolo de batalla continua, de pasiones escondidas, de odios enterrados y amores encontrados...de sueños imposibles y pesadillas vividas.
Curiosamente, la torre se muestra perfectamente organizada- gracias a su simetría- cuando se contempña en su conjunto; y a la vez, desconcertantemente caótica si se contempla desde cerca el tupido conjunto de sus celosías...orden estructural que se pierde entre hierros y que fascina sumergiendo la imaginación en una maraña de material que cruza, enreda y trepa hacia el cielo. Es la Torre Eiffel y en su elevación es infinita
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