Cargando...

Cultura

Esa sensación que todos conocemos… pero en Canarias tiene nombre propio

En el Archipiélago, el sol brilla con fuerza, pero también lo hace su manera de hablar

Esa sensación que todos conocemos… pero en Canarias tiene nombre propio Westend61

En Canarias el sol brilla con fuerza, pero también lo hace su manera de hablar. El español que se escucha en las Islas es una melodía distinta, llena de giros curiosos, palabras con historia y una cadencia que recuerda más a La Habana que a Madrid. Y en medio de esa sinfonía lingüística, emerge una joya del habla isleña: “jilorio”, un término tan sabroso como el gofio, que significa… ¡hambre!

Sí, como lo oye. Cuando en Canarias alguien dice “Tengo un jilorio que no me aguanto”, se refiere a que necesita comer ¡ya mismo!.

El español que se habla en las Islas es un verdadero collage lingüístico, resultado de siglos de historia, mezcla y mucha travesía. Por un lado, están las palabras de origen guanche, vestigios del dialecto hablado por los primeros habitantes del territorio insular antes de la llegada de los conquistadores. Estos vocablos, sin equivalente en la Península, son un testimonio vivo de la herencia prehispánica del Archipiélago.

Por otro, hay que sumar el intenso intercambio con Hispanoamérica. Durante siglos, miles de canarios emigraron a países como Venezuela o Cuba, llevando consigo su forma de hablar… y trayendo otras de vuelta. Así, en Canarias se comen “papas” en lugar de “patatas”, y no por rebeldía, sino por historia y afecto transoceánico.

Por si fuera poco, los portugueses también dejaron su granito de arena, con términos que se colaron en el vocabulario diario tras siglos de relaciones comerciales y vecindad atlántica.

Y si todo esto no fuera suficiente para distinguir el español canario, el uso constante del “ustedes”, incluso en las charlas más informales, y la suave melodía con que pronuncian, convierten a este dialecto en algo casi exótico para el oído peninsular.

Así que, si alguna vez visita Canarias y alguien le dice con cara seria que tiene un jilorio que lo está matando… no se alarme. No es una dolencia, ni una amenaza. Solo necesita una buena ración de papas arrugadas, mojo picón y algo dulce para el postre, un mousse de gofio, por ejemplo. Porque, en estas Islas, incluso el hambre suena bonito.