Londres

Carmen Maura, de cerca por Mihura

La actriz, con Alberto Jiménez, que interpreta a su marido en la función
La actriz, con Alberto Jiménez, que interpreta a su marido en la funciónlarazon

Miguel Mihura estrenó «Carlota» el 12 de abril de 1957. Carmen Maura nació el 15 de septiembre de 1945. A pesar de que era materialmente imposible, Mariano de Paco, el director del montaje, asegura que cuando leyó el texto se dio cuenta de que el dramaturgo había escrito la comedia para Carmen Maura. «Me puse a buscar a una actriz parecida a ella, cuando, para mi sorpresa, aceptó». Cualquiera habría pensado lo mismo, pues la protagonista de «Mujeres al borde de un ataque de nervios» había dicho que «no» a las propuestas escénicas durante los últimos 27 años. «Porque me chifla la cámara», asegura. Y eso complica mucho el calendario: «Me han ofrecido cosas más complicadas, aunque no era por acojone, que lo tengo, sino porque no coincidía con lo que yo quería o igual me tenía que dedicar a ello un año y tenía que dejar el cine». Su primera condición era no interpretar una obra que recayera fundamentalmente sobre sus espaldas y la segunda, que cualquiera de sus vecinas pudiera entenderla. Para colmo, el María Guerrero está a escasos minutos de su casa. Aun así, admite que tanto tiempo sin practicar el deporte de la tablas le ha hecho perder algunos reflejos: «Acostumbrada a rodar frente a la cámara en silencio absoluto, la presencia del público me despista. Durante los ensayos, el primer día que el director soltó una carcajada se me fue la letra», asegura con su falta de pudor habitual. Así que ha pedido a sus compañeros de reparto que se aprendan también su parte. Admite además que le resulta extraño tener función todos los días: «En los rodajes, uno hace el esfuerzo de creerse lo que interpreta durante un día. Por muchas tomas que hagas, a la jornada siguiente tienes otra cosa. Me resulta extraño hacer todos los días lo mismo, no prometo que me vaya a salir siempre igual. Claro que así es mejor porque a lo mejor el público repite», añade. Sus compañeros la desmienten, porque aunque durante el proceso le temblaban las piernas, en el primer ensayo general estaba menos nerviosa que el resto.

Se da la circunstancia de que «Carlota» fue una de las primeras obras que interpretó durante la época del Teatro Español Universitario, aunque asegura que sólo recordaba una frase. «Entonces la hice con 19 años y me pegaba mucho menos que ahora, que igual me paso de edad», reconoce. Otra cosa que va a lamentar es acostarse tan tarde: «Estoy acostumbrada a estar en el sofá a las ocho de la tarde y ahora llego a casa como a las once revolucionada... y además tengo que cenar». En cualquier caso, está encantada con la expectación que ha levantado su vuelta, porque, como admite: «Hago teatro porque quiero que la gente venga».

Su director, Mariano de Paco, no deja de echar piropos a la actriz. Y se felicita de que el director del Centro Dramático Nacional, Ernesto Caballero, le propusiera este texto, que considera entre los tres mejores del autor. «No hemos podido quitar ni una palabra porque entonces se derrumbaba todo el edificio», asegura alabando la carpintería teatral del dramaturgo, hasta ahora denostado por gran parte de la profesión por su vocación de llegar al público. Parafraseando a Adolfo Marsillach, De Paco incita a sus compañeros a que «ya es hora de que hagamos el teatro de humor en serio».

La obra está ambientada en un barrio alejado de Londres, hacia el año 1900. Charlie se encuentra junto a su casa hablando con el sargento Harris mientras esperan al detective Hilton. Escuchan a Carlota, la esposa de Charlie, tocar el piano dentro de la casa. Al llegar el detective, llaman a la puerta, pero la tardanza de Carlota en abrir les preocupa y la fuerzan. Al entrar la encuentran muerta. Nadie salió ni entró a la casa, ellos estaban abajo. Comienza entonces, a través de la investigación del asesinato y en clave de humor, el recorrido por las diversas situaciones vividas por los personajes, que se van convirtiendo todos ellos en sospechosos, antes de la muerte de Carlota. El equipo artístico, formado por Pilar Castro, Vicente Díez, Pedro G. de las Heras, Natalia Hernández, Alberto Jiménez, Jorge Machín, Antonia Paso, Carlos Seguí y Alfonso Vallejo, coincide en que la obra funciona como un reloj tanto como comedia como el terreno del policiaco.

Mejor sonrisa que carcajada

El propio Mihura era consciente de que el material que manejaba era delicado: «Una obra montada por mí se entiende, pero montada por otro señor, aquello no tiene gracia ni nada», llegó a declarar. Y añadía: «Es muy difícil indicar el tono acertado para que no se pierda la comicidad». Esta premisa ha obsesionado a Mariano de Paco, que, sin embargo, cree que ha dado con la tecla. En cualquier caso, recuerda que el propio Mihura consideró que «como buen humorista, se ponía triste cuando el público se reía a carcajadas. No es la risa lo que buscaba en el teatro, sino que se conformaba con una sonrisa». Ernesto Caballero, que manejó sus diálogos para un encargo de su antecesor, «Las visitas deberían estar prohibidas por el código penal», no se cansa de repetir que «la comedia siempre se ha considerado, de forma injusta, como un género menor. El patrimonio humorístico español del siglo XX es envidiable. Jardiel Poncela, Tono, Neville, pero, sobre todo, Mihura tienen textos formidables que están pidiendo a gritos formar parte del repertorio».