Sociedad
Carlos Martínez, un obispillo de once años
La tradición, que tiene su origen en el Siglo XIII, se celebra en la capital palentina desde el año 2012 en una procesión en la que se reparten mandarinas y caramelos a los niños
Tradición, historia y cultura giran alrededor de la Fiesta del Obispillo que tiene lugar todos los 28 de diciembre en la capital palentina, con origen en el siglo XIII y que conmemora la figura de San Nicolás, obispo que falleció muy joven y que al morir dejó todas sus riquezas a los niños y a los pobres. Todo nace de la creencia en la que San Nicolás era quien traía los regalos de Navidad, como sucede actualmente en Alemania, Bélgica y otros países de Europa.
Desde el año 2012, las céntricas calles de la capital palentina acogen todos los 28 de diciembre la entrega de las riquezas de San Nicolás entre niños y necesitados, simbolizado a través del reparto de mandarinas entre los niños que contemplan la comitiva. En esta edición, Carlos Martínez, alumno de sexto de Primaria del Colegio Ave María, estuvo acompañado por un grupo de danzantes y dulzaineros, además de pequeños burros conducidos por pajes, que van repartiendo mandarinas y caramelos, cargados en las alforjas de los animales, y un caballo blanco.
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