Opinión
Perversa e indigna pandemia inmoral
Es muy sorprendente y preocupante la situación de España. Más que inquietante y perturbadora , que nos dijera el Presidente del gobierno, para calificar lo que el no puede hacer de ninguna manera, al permitirse enjuiciar al Rey Padre, el cual nos trajo la democracia a España, y gracias a la cual el es presidente. Sin más. Cualquier otra circunstancia personal, no le compete en absoluto en un estado de derecho. Es más, cualquier calificación pública, como la que ha hecho, es indigna, al no poder defenderse el Rey Padre desde la misma tribuna, y sin respetar ni lo más mínimo desde esa misma tribuna los derechos que acogen a todos los españoles, abusando de su posición de Presidente en ejercicio, sobre quién ya no ostenta la responsabilidad institucional.
Sin embargo, el Presidente si avala en su cargo a su vicepresidente y además le exculpa . El juez de la Audiencia Nacional ha pedido al Supremo la imputación del vicepresidente, miembros de su partido condenados y también el partido imputado por presunta financiación irregular. Hablamos del vicepresidente en ejercicio de su cargo, no que lo hubiera sido hace unos años y hablamos del partido que forma la coalición de gobierno, gobierno actual en ejercicio, no del partido que un día estuvo formando una coalición en un gobierno antiguo. Esta falta de principios éticos y de la más mínima moralidad pública en un gobierno en ejercicio, ¿Cómo hay que calificarla? . En una democracia europea se cesa de inmediato al vicepresidente, y si el Presidente le mantiene, y vuelve a ratificarle, por decencia política dimite el Presidente.
¿ Como puede decirse tras el discurso de Navidad del Rey " confiamos que según lo que nos decía en su mensaje siga adelante con la renovación de la institución monárquica ....para que en el siglo XXI sea a plena satisfacción de todos los ciudadanos " y ... poner el acento " en el firme compromiso del Rey con los valores éticos, que los ciudadanos hoy reclaman de las Instituciones ...” ; cuando el gobierno en ejercicio, y al frente su Presidente, salvo contados miembros del mismo, que han de defender la mínima dignidad casi todos los días, se salta cualquier norma moral y de mínima ética política?
Lo último, diciéndose desde el gobierno por parte del ministro de Transportes que es " una obligación moral ... aliviar tensiones que puedan dañar la convivencia...” refiriéndose a la posibilidad de los indultos, cosa que el Presidente deja también entrever claramente, en su exitoso balance, diciendo que el gobierno “no ha escondido nunca sus intenciones y que los planes pasan por el reencuentro, reconciliación y convivencia, ... donde todos hemos cometido errores”, y dicho en su comparecencia de fin de año.
Es decir, por un lado “señalan el compromiso por los valores éticos que el Rey afirma, además, por encima de cualquier circunstancia...,” y “lógicamente extrapolables a todas las instituciones”...,” tal y como reclaman los ciudadanos”, pero mientras se prepara el terreno para cambiar legislaciones que favorezcan a los sediciosos golpistas, así como indultos absolutamente injustificables donde los sediciosos no sólo no se arrepienten de nada, y dicen que los indultos se los metan....,no puedo aquí repetir..., sino que anuncian constantemente querer volver a hacerlo, todo a cambio del favor para la aprobación de los presupuestos y de poder permanecer presidiendo el gobierno. ¿ Y esta perversión ética y moral, y falta de principios en marcha, sin nombre para calificarla mejor, y favorecida a las claras desde el gobierno?
Se anuncia también de tapadillo una ley de la Corona, pero cuando se coarta la libertad de la Corona y se permite vejarla por el Gobierno - lógicamente como también dice el Presidente en su alocución de fin de año, cualquier ministra o ministro es del mismo gobierno... ya es un avance pues creíamos que según la hora o el día un ministro del mismo gobierno es o no es del gobierno...- , un día y otro, y otro también, sea en sede gubernamental , en el parlamento o en sede del partido socio del gobierno, y mientras el Presidente no decir esta boca es mía. A decir verdad, en muy contadas ocasiones hacer una tibia defensa con palabras muy bien calculadas para inmediatamente no hacerla al día siguiente y por supuesto en ninguna ocasión pedir responsabilidades públicamente ni cesar a su vicepresidente y algún Ministro, desleales con el Jefe del Estado y por tanto con su promesa hacia el, y desleales, transgresores e incumplidores de forma consciente y flagrante de la constitución, al atacar a la cúpula del Estado amparada muy singularmente por la constitución.
Es muy perverso pero también aquí si, muy inquietante y perturbador actuar de esta manera cuando un Presidente de gobierno lo que ha de hacer es defender con todas las consecuencias al Rey que es el Jefe del Estado - si bien en estos últimos días tras el discurso del Rey, se cuida de emplear palabras más claras de defensa, aunque sin reprobar al vicepresidente, y algún ministro, puede que porque las encuestas le dicen que la campaña contra la monarquía desde el gobierno no supera cotas idóneas ...- ; y por supuesto defender sin tacha la división de poderes y la independencia judicial, pero no hacerlo, teniendo Europa que llamarle la atención ya en dos ocasiones. Muy perverso, inquietante y perturbador cuando incumple, ataca o bordea la constitución con una alarma del Estado de seis meses - más que Estado de alarma -, legisla en contra de la libertad de educación, de la libertad de pensamiento y de opinar libremente independientemente de lo que ha de estar a gusto o a disgusto del gobierno, cuando favorece no poder estudiar historia de España en España, es más, prohibirla con acuerdo de instituciones del estado desleales con el estado, prohibir también con esa aquiescencia poder hablar libremente el español según en que parte de España, por quienes han de cumplir y hacer cumplir la constitución y son quienes son, gracias a ella.... , en fin un cúmulo interminable de despropósitos , negligencias, irresponsabilidades e ilegalidades que en ninguna democracia europea podrían darse un solo minuto.
¿ Se imaginan en Francia no poder hablar francés en alguna región, e impedir estudiar la historia de Francia en alguna provincia o departamento ? ¿Se imaginan en Francia atacar al Jefe del Estado desde el vicepresidente y ministros del gobierno? ¿Se imaginan en Francia impedir la división de poderes y permitir ataques a la justicia desde el vicepresidente y ministros del gobierno? ¿Se imaginan en Francia pactar el gobierno con partidos que quieren la independencia de alguna región o con quienes han causado una tragedia terrorista durante décadas aún pendiente de muchísima investigación y dolorosos expedientes criminales, y sin el mínimo arrepentimiento, o con quienes están encarcelados por ataque a la unidad de Francia? ¿Se imaginan en Francia llamar a la gobernación como ejemplo de demócratas a quienes quieren cambiar la constitución de Francia por la vía de los hechos, destruir el Estado francés , llaman todos los días a la subversión para cambiar el régimen, desde los medios de comunicación, pero además hacerlo todo ello formando parte del gobierno, y a quienes quieren la destrucción de Francia como nación y dividirla en varias republicas ?
Esto es una verdadera crisis pandémica pero de la más mínima moral y principios básicos y éticos que un gobernante ha de tener.
A la pandemia sanitaria de tal gravedad y de tan trágica evolución con miles y miles y miles de muertos en España siendo los que más muertes tenemos del mundo, al dolor tan hondo de cientos de miles de españoles familiares y todos los millones de españoles que sentimos como propia tal tragedia todos los días, así como la tragedia de millones de españoles, para poder sobrevivir y trabajar y otros
defender sus pequeños negocios y empresas; a todo ello, unimos solo en España, una auténtica tragedia, una auténtica pandemia en la falta de principios y valores esenciales de quienes nos gobiernan y de quienes en algunas regiones se unen al actual gobierno junto a los partidos que proclaman la destrucción de la constitución, del régimen democrático y constitucional que todos nos dimos por aplastante mayoría, quienes proclaman querer destruir España y crear varias republicas modelo comunista venezolano; y asimilando todo ello a lo que se perpetró en Cataluña hace tres años, bien preparado en todas sus estrategias años atrás, y como ahora se pretende hacer con el estado en su conjunto, y con la unidad de España, para propiciar su desaparición tal y como la conocemos desde siglos.
¿Qué legitimidad moral y ética tiene un gobierno así para decir nada de la Corona, para decir nada de lo que debe ser España, para decir nada de la educación, para decir nada de lo que hemos de hacer en la nueva etapa tras la pandemia, para afrontar retos de modernidad, de transición energética y lucha contra el cambio climático, de transformación de la economía, de apuesta por la digitalización ....?
En esta pandemia de perversioón moral y ética que abandera el gobierno, sin solución, pues esta imbuido y comprometido en elegir el camino del mal, cuando tiene la opción de elegir el del bien, de elegir ese bien para todos los españoles, ese bien común con quien no quiere destruir España ni quiere destruir la constitución, ni quiere destruir el estado de derecho, ni destruir la división de poderes, ni persigue el cambio de régimen, ni vilipendia al Rey como cabeza del Estado, ni destruir la democracia; en vez de ello, solo se persigue una acción sin principios ningunos, donde la mentira es la prioridad gubernamental.
Un gobierno que miente con lo más importante que puede haber que es la vida humana, sin reconocer ni honrar el verdadero número de vidas humanas que nos han dejado y que siguen dejándonos, no merece ningún crédito para absolutamente nada. Ahí reside la inmoralidad y falta de ética y de principios de este gobierno.
A partir de ahí todo lo que se permite hablar el Presidente asegurando que la vocación es de “caminar hacia una monarquía parlamentaria constitucional actualizada a los estándares de valores y principios de la España del siglo XXI” , refiriéndose a la Corona, o al “reencuentro y reconciliación con Cataluña” para justificar indultos, y dicho el mismo día en su comparecencia del pasado 29 , donde califica su actuación gubernamental de sobresaliente, cohesionada y cumplidora, significa el perverso peligro de quién no conoce los principios y valores, o peor, los humilla y los mancilla todos los días y de repente se erige en inspirador y adalid de ellos. Insólito .
Todo en el Presidente es engaño, mentira e inmoralidad. ¿Recordamos la promesa de no pactar con quienes representaban ejemplo comunista bolivariano, por no poder dormir tranquilo ni tampoco el noventa y cinco por ciento de los españoles , prometer no hacerlo nunca con quienes representan la herencia de una tragedia de sangre vilmente derramada en España - cuantas veces tengo que repetirlo que no pactare....-, y prometer no hacerlo tampoco con quien quiere la independencia y hoy estar en la carcel por sedición?
¿Recordamos su promesa de introducir el delito de referéndum ilegales, de traer a los fugados y perseguidos por la justicia, por atentar contra la unidad de España, de la limitación de los aforamientos, o acabar con el sectarismo de TV 3 ?
Jamás un Presidente de un gobierno se ha comportado así. Declarar algo sobre la Corona, con esa extrema osadía, y falta del mínimo respeto, además de querer marcar una posición o un camino a una institución que es la cabeza del Estado, quien no tiene crédito ético ni moral alguno, es sencillamente impresentable e inadmisible. Hacerlo, insisto, además en el mismo momento que anuncia contra todo informe serio como el de la fiscalía, indultos a quien está soportando su gobierno, pero que están encarcelados y sin propósito alguno de pedir perdón, y con voluntad clara de querer hacer un nuevo referéndum de independencia, es de tal inmoralidad y perversión que el propio Presidente se descalifica y deslegitima voluntariamente a los ojos de toda la sociedad y de la comunidad internacional.
Quien no tiene principios morales y éticos ningunos, al menos por favor, no pretenda dar consejos o pretenda marcar “modus operandi” a nadie, pretendiendo quizá al igual que con “su nueva normalidad” ... “una nueva moralidad y ética de lo que deben ser los estándares de valores y principios de la España del siglo XXI ...” ¿es ahí donde pretende llegar...?, pues es muy extraño que quien no tiene principios ni valores, ni moral, ni ética, y los repudia, ose hablar a la Corona y a los encarcelados, el mismo día, y ante los medios, de “nuevos” estándares de valores y principios de como hay que ser y actuar, y de solo lo que se le deje; y de cómo y por qué y para qué hay que indultar.... pero " nuevos” valores y principios estos perversos y maquiavélicos para la España del siglo XXI - y al ser así, obviamente, no son valores y principios, sino inspiraciones y postulados demoníacos -, de quién ni siquiera respeta la dignidad de los muertos por la pandemia, o la dignidad de la defensa de la vida en todas sus facetas, la dignidad de los asesinados por terrorismo, y sus familias, la dignidad de los sexos, la dignidad del idioma de una nación secular, la dignidad de su historia, la dignidad de los más desfavorecidos por la pandemia, la dignidad de la libertad y la dignidad de la persona humana .
Cambie. Desde la sociedad civil se lo pedimos con mucha paciencia de nuevo. Persiga siempre el bien. No actúe para el mal. Un Presidente jamás actúa persiguiendo el mal. Solo se debe al bien de la sociedad.
Es una perversa y maquiavélica locura pretender en una comparecencia de rendición de cuentas fuera del parlamento, de nulo contenido, y a dos días de fin de año, aprovechando el merecido descanso navideño de los españoles, en medio de una trágica pandemia con muchas decenas de miles de muertos y el profundo y permanente dolor de sus familias, dar una lección, marcando un camino, de lo que han de ser principios de transparencia y ejemplaridad de la Corona y una lección de lo que han de ser los indultos, de quienes han atentado contra el estado; quien no tiene autoridad ética y moral alguna y no la conoce, - más bien actúa muy consciente malignamente -, y solo mancilla y vilipendia todos los días, los principios y valores que exige una sociedad sana, y que exigen la convivencia y los sólidos fundamentos democráticos.
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